Me entero de que ha fallecido el pintor Ángel Aransay y los zaragozanos nos quedamos un poco más huérfanos
de cultura. Acababa de cumplir 72 años el pasado sábado. Y Mariano
Rajoy, de vacaciones en Galicia, ha hecho en Celanova buenas las profecías
de García-Margallo de hace pocos
días, o sea, que “un pacto entre Podemos y el PSOE sería una catástrofe
bíblica”. Se debe referir a que se acabaron
los siete años de bonanza para los mangantes y corruptos y ahora toca
esperar a los comicios de otoño/invierno (no confundir con la moda
otoño/invierno de El Corte Inglés)
para, si ellos pierden, que perderán, poder ver cabalgar a otros siete jinetes
del Apocalipsis en forma de plagas como las de Egipto, pero con más cachondeo,
clamor y murga. Y Rajoy aprovechó para decir que “la reforma de la Constitución es un
asunto complicado, difícil y delicado”. No sé, pero con la reforma del artículo
135 su grupo parlamentario del PP no se anduvo con tantos triquismiquis a la
hora de apoyar a un acojonado Rodríguez
Zapatero al que le acababan de leer, no la revelación de Jesucristo a san Juan acerca de los acontecimientos futuros, sino la revelación
de Markel al Listillo de la Ceja
de la cesión de soberanía española a la Bestia de Siete Cabezas, es decir, al sistema
político que habíamos aceptado sin rechistar tras la firma de los Acuerdos de
Maastricht, y que fue nuestra particular rendición de Breda, a unos tipos que
poseen autoridad, tronío y poder (revelación 13.2); que no es gobierno de un
solo país, pues se le dio autoridad sobre toda la tribu, pueblo, lengua y
nación (revelación 13.7).O dicho de otro modo, es una combinación de las cuatro
bestias descritas en las profecías de Daniel
7:2-8, con apariencia de leopardo, patas de oso, fauces de león y diez
cuernos. De modo que la Bestia
de Siete Cabezas del capítulo 13 del Apocalipsis representa un sistema político
compuesto por más de un gobierno. Rajoy, que estos días de asueto tiene tiempo
para pensar, debería leer el Apocalipsis y reflexionar sobre los diez cuernos
de la bestia escarlata. Tiempos duros para el tancredismo. El que vale y no
sabe lo que vale, no vale.
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