Leo en la prensa que Canarias “pica” y manda a la basura
nueve millones de kilos de plátanos desde el pasado mes de abril. A ello habría
que añadir los 2’4 millones de kilos que se han entregado a la institución
Banco de Alimentos a portes pagados. El problema, a mi entender, es que el
plátano de Canarias no se ha sabido comercializar correctamente desde las
plantas de producción ni desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y
Medio Ambiente, cuya cartera ostenta Isabel
García Tejerina. No entiendo cómo, pese a tales problemas, ya endémicos con
Miguel Arias Cañete, se siguen
importando bananas americanas a precios inferiores al producto nacional. De
hecho, cuando parecía que se había abierto una brecha de mercado en Marruecos,
las esperanzas de los productores se han venido abajo. En una entrevista que Carmelo Rivero, de Diario de Avisos, realizaba hace poco a Leopoldo Cólogan Ponte, (sucesor de una saga de comerciantes y
diplomáticos de origen irlandés establecida en Tenerife desde hace 300 años), éste
afirmaba que vivió
en primera línea la tormentosa integración de las Islas en la Unión Europea (UE) y
la Ley de Aguas
que tambaleó un gobierno, pero, sobre todo, la supervivencia del sector cuando
perdió la reserva peninsular en 1993 y muchos plataneros estaban tumbados a las
bartola. Cólogan también avisaba de la “invasión inminente” de la banana de
Ecuador, tal y como ya ha sucedido en las grandes superficies. Cólogan entiende
que “el declive del plátano de Canarias comenzó con los acuerdos que firmó Rodríguez
Zapatero para
congraciarse con los latinoamericanos en la presidencia europea de España en 2010, a fin de abrir las
puertas de América a las grandes empresas españolas. Hicieron un festorro para
celebrarlo. Las islas fuimos moneda de cambio. Esos acuerdos llamados
bilaterales reducen el arancel a la banana hasta 75 euros la tonelada en 2020,
para Colombia, Perú, países centroamericanos y pronto Ecuador. Nadie midió las
consecuencias en Canarias y resto de regiones europeas. Zapatero debió contar
con el consentimiento del PP. Fue una traición que tengo clavada”. Pero como
sucede en el corrido mexicano: “El día que la mataron / Rosita estaba de suerte
/ de seis tiros que le dieron / sólo uno era de muerte”; el plátano de
Canarias, fuente de potasio y rico en nutrientes, se está salvando “de milagro”
debido a las guerras que sacuden África y a una enfermedad de la banana: la sigatoka.
Vamos, como el sector turístico. Pan para hoy…
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