Menos mal que ser transexual no es obstáculo para ser
padrino de un bautizo. El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, al fin se ha dado cuenta de que el padrino, en
este caso Álex Salinas, es el pariente
que sostiene una vela junto a la pila bautismal mientras se cristianiza al
neonato y el que paga las peladillas. Parece ser que existen unos requisitos en
el Derecho Canónico (art. 874.3) para poder ejercer de padrino en los
bautismos: ser católico, estar confirmado, haber recibido la comunión y llevar
una vida ordenada. Debemos ir perdiendo el miedo a poder ir a la caldera de
Pedro Botero si no cumplimos los mandamientos de la S.M.I, que son unos
mandamientos que no aparecieron nunca publicados en el BOE. Lo que sí aparecen
publicados cada año son lo presupuestos destinados a la IC, que este 2016 serán
equivalentes a algo más de 13.000 millones de euros mensuales, para unos
funcionarios del Cielo que jamás pidieron perdón por haberse puesto al lado de
los golpistas durante la Guerra Civil
y que conservan en la basílica de Cuelgamuros los fiambres de de José Antonio y
de Franco, y en La Macarena el de Queipo de
Llano, el individuo que, en palabras de Preston, “animó y celebró sus atrocidades en sus
charlas radiofónicas nocturnas, las cuales eran una incitación a la violación y
al asesinato en masa; y sus discursos radiados estaban repletos de referencias
sexuales, las cuales, dada su naturaleza espontánea, arrojan luz reveladora
sobre su estado psicológico”. En suma, se puede ser transexual y a la vez
representante de zapatos “El Gorila”, maquinista de locomotora, camarero de
mesas de velador o padrino en un acto litúrgico. Lo cortés no quita lo atahualpa.
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