Algunos
plumillas de la prensa escrita dan por hecho de que el jefe del Estado es la
versión moderna de aquel Deus ex machina
de la tragedia griega, o lo que es lo mismo, cuando una grúa introduce desde fuera
el escenario a un actor, que representa a
una deidad, para que dé un giro a la trama. Muchos españoles entienden
que algo semejante pasó con Juan Carlos
I la noche de los guardiaciviles, cuando apareció el rey en televisión de
madrugada para ordenar a Jaime Milans
del Bosch que guardase sus juguetes bélicos y se fuese a dormir, o sea, los
carros de combate del centro de Valencia. Esos mismos comunicadores, entre los
que se encuentra el columnista de ABC
de Sevilla Antonio Burgos, que aprovecha hoy en su artículo “Agéndelo, Majestad” a propósito de la
proclamación de Joaquim Torra como
presidente de Cataluña lo siguiente: “Desmesura. La palabra es desmesura. Que
rima con locura. (…) No veo preocupación ante la gravedad
del disparatón gordo a que está llegando el separatismo catalán. Menos mal que
como el ‘siempre nos quedará París’
de la película ‘Casablanca’, siempre
nos quedará Don Felipe VI para otra
vez movilizar a España contra su autodestrucción por parte de los separatistas”.
Vamos, que Burgos, como si fuese Esquilo
o Sófocles, espera que salga a
escena el Deus ex machina de nuevo,
como dicen que hizo su padre hace 37 años para zanjar la desasosegante historia sin seguir su lógica
interna.
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