En
este país de charanga y pandereta hemos pasado del “Un, dos, tres… responda
otra vez” de aquellos programas televisivos de Kiko Ledgard al “1/2/3 de la liga futbolística de Segunda
División”. Han desaparecido la calabaza Ruperta, don Cicuta, los Tacañones y
todos los inventos de Chicho Ibáñez
Serrador, y ha aflorado el mercadeo de Patricia
Botín, que nada tiene que ver con Victoria
Abril, Lydia Bosch, Silvia Marsó
y todo aquel rabo de azafatas en edad de merecer. Patricia Botín, discreta y
elegante en el fondo y las formas, va por otros derroteros: presidenta del Banco Santander y consejera de Coca-Cola. Pues bien, en esa “Liga 1/2/3” se encuentra el Real
Zaragoza en el sexto lugar de la clasificación y con serias aspiraciones a atar el “play off”. La esperanza es lo último que se pierde. Comenta Bieito Rubido en “El astrolabio” del diario ABC
que “en lugar de hablar tanto de etarras semi arrepentidos, de independentistas
anacrónicos y de nacionalistas desleales, tal vez va siendo hora de que nos
dediquemos a escribir un discurso positivo sobre España. Oiga Bieito, se ha
dejado usted los crímenes del GAL. Sí, claro, habría que cambiar el discurso, pero
para ello será necesario que no se hagan espectaculares estaciones del AVE
donde los trenes no pararán, como sucede en O Páramo (Lugo); que no se engañe a
los pensionistas con la zanahoria y el palo como hace Montoro; que algunas Universidades no regalen títulos; que Podemos
no acompañe a los etarras en la localidad francesa de Cambo para “certificar”
el supuesto fin de la banda asesina; que deje de aparecerse la Virgen en forma de holograma en El
Escorial; que desde el Gobierno se devuelva el respeto a los periodistas cuando
ejercen su labor; que desaparezca la corrupción política; que los regalos
recibidos por Felipe VI en 2017 (una
bicicleta, un pastillero, alpargatas, unas castañuelas y una espada hindú,
etcétera) decida Patrimonio qué debe hacer con ellos; que la Legión o los miembros
del Ejército no acudan a los actos procesionales de la Semana Santa; que el
ministro Íñigo Méndez de Vigo deje
de cantar que es el novio de la muerte a grito pelado en Málaga… Ese tipo de cosas, algunas de ellas sin tener apenas
valor fungible, como es el caso de los regalos al actual jefe del Estado, ayudan poco a escribir ese discurso positivo sobre
España que desea el director de ABC y
que yo suscribo. Un Estado de derecho, para ser respetado por los ciudadanos
que lo componen, debe ser transparente como el agua de manantial y estar carente
de vergonzosas fisuras, que haberlas haylas.
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