Lo
cuenta hoy EL País. El turismo español
sufrirá una desaceleración en su aportación al crecimiento del PIB que ahora
representa in 11,5%. Según un informe de banco suizo UBS, los motivos provienen
de la recuperación de Turquía, Túnez, Egipto y Grecia. En ese informe se señala
que esos países recuperarán ocho millones de turistas este año y otros ocho en
2019. EL error de España fue, a mi entender, poner todos los huevos en el mismo
cesto. Pretender crecer sólo con el dinero que dejaba el turismo en la
hostelería, en los hoteles y en los astronómicos precios de los alquileres, sin
haber hecho inversiones en otro tipo de negocios industriales ni en I+D+i tiene
esas consecuencias, cuando esos países se vuelven menos inestables y resultan
más baratos para el visitante. Lo que no entiendo es que Mariano Rajoy echase las campanas al vuelo sin prever que España
tenía un “turismo prestado” y que gran parte del trabajo que se creaba era de
temporada y pésimamente retribuido. En cualquier cabeza cabe que España no puede
seguir siendo un país de camareros, donde las pocas y sólidas empresas que
quedan cambian de ubicación cuando les apetece y donde los jóvenes, muchos de
ellos muy bien preparados académicamente, se ven obligados a buscarse la vida
en el extranjero. Y ese frenazo se reflejará a no tardar en el mercado inmobiliario
y en las colas interminables en las oficinas de desempleo. A mi entender, el
Gobierno ya debería tener previsto en “plan B” ante las contingencias que se
avecinan. La solución no puede pasar de ninguna de las maneras por la postura
del avestruz. Doy por hecho que el empresario es el que debe crear empresas,
pero el Gobierno no debe poner palos en la marrana de la noria. Días pasados hemos podido enterarnos de que
Mariano Rajoy ha intervenido de alguna manera en las “luchas” internas en el
seno de El Corte Inglés, donde Dimas Gimeno continúa de presidente
pese a que el diálogo con las principales accionistas, Marta y Cristina Álvarez
Guil parece roto. También, Rajoy se
ha preocupado por la ventaja competitiva de Amazon
o Alibaba frente a esos grandes
almacenes, y ya ha subrayado la necesidad de crear un marco regulatorio, “eficaz
y justo”, para que todas las empresas compitan en igualdad de condiciones. Es
la batalla por liderar la venta online.
Pues bien, el sol sale para todos: unas
veces se gana más, otras veces se gana menos e incluso en ocasiones se pierde.
Los negocios son así. O qué pasa, ¿habría
que rescatar también a las grandes superficies como se hizo con las politizadas
cajas de ahorro y con las fracasadas radiales de Madrid? Ya vale, hombre, ya
vale. Me niego a pagar impuestos, llegado el caso, para
beneficiar a los herederos de Isidoro
Álvarez, o a Pizarro, y no me estoy
refiriendo al descubridor del Perú.
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