martes, 15 de mayo de 2018

Joaquim Torra, o el cuento de Monterroso



Ciertamente, si somos demócratas debemos comportarnos como tales. Así lo entiende Juan Carlos Rodríguez Ibarra y así lo comenta hoy en las páginas de El País. Señala: “Nos ofendemos cuando Alemania o Reino Unido sospechan de la separación de poderes en la democracia española o del cumplimiento estricto de la justicia ante el delito de lesa democracia. Nos siguen percibiendo como a los herederos de una dictadura. ¿Por qué? Quienes hayan visto a los ministros del Gobierno de España cantando Soy el novio de la muerte, al ministro de Justicia sembrando públicamente dudas sobre la capacidad de un juez, los aplausos a representantes públicos que han obtenido falsamente títulos universitarios, pueden llegar a pensar que en España la democracia brilla por su ausencia. No es ese el comportamiento que esperan de nosotros los representantes de sistemas democráticos avanzados y asentados”. Y en eso estaremos todos de acuerdo. Ahora,  esos mismos países y otros de nuestro entorno, nos miran con lupa con respecto a cómo se pretende resolver al problema catalán. ¿Basta con seguir manteniendo vivo el artículo 155 de la Constitución en esa Comunidad  e intervenir o cerrar TV3, principal aparato propagandístico de los secesionistas? ¿Alguien sabe cómo parar esta pesadilla? A mi entender, Mariano Rajoy no sabe cómo hacerlo. Y cada mañana, cuando despierte, sabrá que Joaquim Torra sigue allí, como el dinosaurio de Augusto Monterroso.

No hay comentarios: