Hace
poco leí en la prensa que aquellos que terminasen no recuerdo ahora qué
titulación académica, deberían hacer un “MIR” antes de poder trabajar. No
entendí aquella tontería. Pongamos por caso un licenciado en Derecho que se
viese obligado a hacer unas prácticas en un bufete de abogados antes de poder
ejercer la profesión, como así parece. ¿Qué tiene eso que ver con las prácticas
de un médico interno residente? De alguna manera se cae en la estupidez de la metonimia
del arroz a la valenciana, o sea, a la aplicación de una cosa del nombre de
otra con la que se guarda una relación de origen, causalidad o contigüidad. En
este caso se usó el nombre del recipiente (paella) para denominar ese arroz
guisado. Pero, claro, si ese producto es la “paella”, había que buscar otro
nombre al recipiente. Entonces se escudriñó el de “paellera” y así todos
contentos. Pues no. Un MIR es un MIR. El resto serán prácticas necesarias
previas a la habilitación del ejercicio de una profesión. Paella significa
sartén en valenciano y catalán. Procede del latín “patella” y la misma raíz
está en el francés “poele” y en el castellano “paila”, referida a vasija grande,
metálica, redonda y poco profunda. Hay que tener cuidado con las figuras
retóricas de pensamiento, como son la metonimia y el sinécdoque. Rafael Alberti, por ejemplo, recurrió a
la metonimia cuando escribió: “Madrid, corazón de España/ late con pulsos de
fiebre”, designando el contenido con el nombre del continente, o sea.
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