martes, 4 de enero de 2022

Hagan juego, señores

 

 


La bicha escapada del laboratorio de Wuhan amenaza con llevarse todo por delante, también a nuestros políticos. El presidente Javier Lambán la tuvo, el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón dos veces, la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, también, y el alcalde de Huesca, Luis Felipe Serrate, dio positivo en julio del pasado año. Hasta el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, ha dado positivo en coronavirus. La bicha es como una plaga de Egipto, solo que procedente de China. Aquí y ahora no se trata de que el faraón  Amosis libere a los israelitas, sino de que se dé en el chiste con la vacuna eficaz que nos libere de este suplicio. Ya han muerto cerca de seis millones de personas y se han infectado cerca de los 300 millones en todo el planeta. La inmunidad de rebaño no se ha producido, como suponían los virólogos que iba a suceder con el contagio generalizado. La bicha muta y cambia más de chaqueta que Toni Cantó, actual responsable de la Oficina del Español de Madrid. Ahora dicen los virólogos que el virus lleva polo, pantalón de tela y deportivas, como vestía el Emérito durante sus conversaciones con Laurence Debray, autora de “Mi rey caído”. Estamos condenados a segur llevando mascarilla por la calle y a salir poco de casa. Los hosteleros se quejan por los controles de aforos en sus locales de copas, los agricultores echan chispas por la riada del Ebro y los ciudadanos en general se preocupan por el precio de la electricidad y por una inflación disparada que les hace más pobres. No recuerdo haber visto tanta gente haciendo fila para comprar  lotería del Niño; o sea, por pagar impuestos indirectos. Los impuestos directos llegarán en el raro supuesto de ser agraciado con una cantidad de dinero importante. El Estado, como la banca de los casinos, siempre gana. Hagan juego, señores.

No hay comentarios: