domingo, 2 de enero de 2022

Pescando en el pozo del olvido

 

De niño, recuerdo, en casa leíamos TBO y conocíamos todos los hermanos a los personajes de sus viñetas a la perfección, casi como si fueran de la familia. Pero un día apareció por casa un tipo con aspecto de meapilas y convenció a mi padre de que nos suscribiera a la revista Trampolín, ya en su tercera época, editada por Acción Católica. Y los personajes de sus viñetas a partir de entonces nos hicieron disfrutar de lo lindo. Todavía recuerdo con cierto poso de melancolía a Don Ataulfo Clorato y su sobrino Renato, Mateo Pí, Pedrín y Linda (Gabi); La familia Sulfamida (Sabatés); Ciriaco Majareto (Enrich); El Conde Pepe (Palop); El capitán Veneno, Perico Frescales, los dos iguales, Listón y Tarugo, Antonio Barbas Heredia (Iranzo); Don Fresco (Doménech); Don Aponilar y su familia (Gordillo); etcétera. Con los años he intentado en diversas librerías de lance conseguir algún ejemplar (años 50) de aquella revista infantil, sin éxito. Algo parecido me ocurrió con “Chispa” (1958)  aquel suplemento infantil del diario Alerta, de Santander, cuyos contenidos procedían del suplemento “La hora del recreo” creado en Valencia para suplementar al diario Levante. Aquel suplemento también apareció  en el diario burgalés La Voz de Castilla, y en El Eco de Canarias.  Eran todos ellos periódicos de la cadena del Movimiento, controlada por Falange Española. Aparecían series de viñetas como Chispa, Aventuras de Colilla, Safari, Policia Montada del Canadá, Pedrito y el lobo, Altavoz de amenidades, El Cajón de Don Tadeo, La vuelta al mundo de un explorador o Historietas de Gaspar, entre otras. De la misma manera, me ha sido imposible rescatar alguno de aquellos ejemplares, cuyo formato era del tamaño del periódico que lo contenía. Hoy, de haber conseguido poderlos rescatar del pozo del olvido, los hubiese encuadernado y guardado a mayor gloria de mi modesta biblioteca. Pero, como dijo Rafael Gómez Ortega, "lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible".  Perdone el lector el pleonasmo que remata una redundancia como es el arte de la puntilla que se administra al toro, no siempre con el debido aseo, cuando está repuchado en tablas, derrotado y esperando ya tronzado de bregar que sea lo que Dios quiera.

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