martes, 25 de abril de 2023

Una realidad molesta

Escucho con demasiada frecuencia que la prostitución callejera se intensifica, sobre todo en los alrededores de los polígonos industriales y a plena luz del día, por la crisis económica. La culpa de lo que está sucediendo por estos pagos con respecto al meretricio callejero no es distinto a lo que acontece en otras capitales de provincia ni en otras periferias de grandes ciudades europeas. Personalmente siento tristeza por la degradación a que las circunstancias "obligan" a determinadas personas de ambos sexos a tener que ganarse la vida, en unos casos, y a tener que mantener a unos sinvergüenzas, en otros. Pero no cabe duda de que, si existen prostitutas, es porque hay tipos que demandan sus servicios. La prostitución siempre ha existido. Es la "profesión" más antigua del mundo. No la critico si se ejerce en libertad y de forma reservada. Menos aún cuando se realiza, por desgracia, como opción personal de subsistencia. Lo malo es la degradación del ser humano, en muchos casos mujeres extranjeras llegadas a España mediante engaños de indeseables proxenetas hasta límites infinitos, para ser obligadas a ejercer su "trabajo" sin la menor protección.  Lo más execrable es que coexistan chulos que vivan como marajás a costa de la esclavitud de personas engañadas con promesas de trabajo en su lugar de origen y tiranizadas en su destino final, en muchos casos con retirada de pasaportes para tenerlas sujetas hasta el pago de unas abultadas deudas de viajes engañosos contraídas con esos sinvergüenzas. En esos casos, que por desgracia van en aumento en España, es cuando debería actuar la Fiscalía de oficio. A mi entender, una cosa es que acudan inmigrantes huyendo de una pésima calidad de vida a un país de la Unión Europea donde se garantiza por ley el amparo de un Estado de derecho; y, otra muy distinta, observar en los polígonos industriales y a plena luz del día cómo la necesidad acuciante de dinero obliga a determinadas personas a envilecerse a precio de “saldo”. Un Estado no es, como algunos suponen, un territorio con unas fronteras marcadas, sino los ciudadanos que lo conforman. Por otro lado, hasta no hace mucho tiempo, resultaba patético comprobar cómo cierta prensa, incluso de ideología conservadora, que por un lado ensalzaba el respeto necesario a la moral y a las buenas costumbres, y, por otro, dedicaba páginas enteras en la sección de "anuncios por palabras" a ese despreciable comercio carnal. Por fortuna eso ya no sucede. España es un Estado de derecho donde se persigue a los proxenetas y la trata, como no puede ser de otra manera. No todo vale de cara al lector de periódicos con tal de incrementar la cuenta de resultados de cierta prensa, en muchas ocasiones subvencionada por el Estado y con escaso lectores.Pero la realidad que molesta tampoco puede esconderse debajo de las alfombras de las redacciones. La misión de todo periodista es informar de forma veraz. Las miserias humanas hay que sacarlas a la luz y denunciarlas.

No hay comentarios: