martes, 1 de octubre de 2013

¡Saca, forastero!




La compra de un revólver el pasado año para uso de la Policía Local está generando mucha polémica en el Ayuntamiento de Calatayud. Según leo en “Calatayud.org.”,  “Además del coste económico, está en entredicho el motivo por el que se ha comprado, ya que es un arma más peligrosa que las pistolas automáticas, menos eficaz y también es mucha más ostentosa por su diseño. El grupo socialista ha preguntado en alguna ocasión quién es el poseedor de este revólver Smith & Wesson del 38, [no Wenson, como señala la crónica] que costó 453 euros frente a los 391 que vale una pistola Glox de 9 milímetros”. Precio aparte, no estoy nada de acuerdo en que el colt sea “menos eficaz” y “más peligroso” por el calibre de la bala. Estaremos todos de acuerdo en que el tambor del colt Smith sólo admite seis balas frente a las 14 que admite en su cargador la pistola Glox. Sin embargo, el revólver tiene dos ventajas frente a la pistola automática: jamás se encasquilla ni escupe las vainas disparadas. Tampoco es menos eficaz. Lo que sucede es que su manejo requiere cierta habilidad por parte del agente, al tener mayor retroceso. Me viene a la cabeza una estrofa del corrido mexicano “Rosita Alvirez: “El día que la mataron Rosita estaba de suerte / de tres tiros que le dieron / nomás uno era de muerte”. El calibre de la bala puede hacer más o menos boquete en el cuerpo del sujeto que lo recibe. No es lo mismo recibir un disparo con una “357 Mágnum” que con una pistolita del calibre 22, aunque no hay arma inocente.  Con una “22”  dieron muerte a Robert Kennedy, a Miguel Ángel Blanco y  a los marqueses de Urquijo. Y con una “22” se produjo el trágico accidente que costó la vida a Alfonso de Borbón en Estoril el Sábado Santo, 29 de marzo de 1956. En fin, creo que la compra del colt por parte del Ayuntamiento de Calatayud no debe pasar de una anécdota curiosa, más aún si se tiene en cuenta que hay en la actualidad 26 miembros de la Policía Local y un servicio disponible de 34 armas cortas. Pero en esta vida todo tiene solución: se puede dotar el colt de cartuchos detonadores con los que se den la salida a las carreras pedestres, o a las tradicionales y casi olvidadas “carreras de pollos”, tan comunes en el pueblo de Terrer durante las fiestas de Santa Bárbara. No es que corrieran los pollos sino que eran los premios que recibían los ganadores, como se puede comprobar el la Gran Enciclopedia Aragonesa gracias a los documentalistas Celedonio García, José Antonio Adell y Mariano Gracia.

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