El Gobierno, como ya no sabe qué
impuestos subir a los españoles en cada Consejo de Ministros de los viernes, ha
decidido ahora, además de subir el recibo de la luz, que eso ya se ha hecho
crónico, aprobar un proyecto de ley para subir la velocidad en determinados
tramos de autopistas, incrementar de 500 a 1.000 euros la multa por alcoholemia y
obligar el uso del casco a los menores de edad que circulen en bicicleta tanto
en ciudad como en vías interurbanas. A los mayores que les vayan dando, o sea,
que si se dan con la cabeza en un bordillo que reclamen al alcalde, que es el
que pone los bordillos en las aceras y en esos carriles-bici que nadie respeta.
Rajoy acaba de llegar de Japón en busca de inversores y de visitar Fukushima, la
ciudad castigada por el desastre de la central nuclear. Y ha venido tan cargado
de energía, algunos cuentan que hasta se le encienden las puntas de los pelos
de la barba, que ha declarado que “se debe seguir apostando por la energía
nuclear”. Pero mintió cuando señaló al periódico japonés “Yomiuri” que “España
está promoviendo la energía nuclear y solar, con lo que está tratando de dejar
a un lado su dependencia de los combustible fósiles”. El Gobierno se está
cargando las energías renovables en beneficio de las compañías eléctricas, que
forman parte del “lobby” que le mantiene en el poder. De hecho, Industria
gravará con un peaje la producción
casera de electricidad. Rajoy, que dice una cosa y hace otra distinta, ya no se acuerda, por lo visto, de que el
pasado 3 de agosto se publicó en el BOE la Orden IET/1491/2013 por
la que se revisan los peajes de acceso de energía eléctrica para su aplicación
a partir de agosto de 2013 que forma parte de la reforma eléctrica abordada en
el Real Decreto-Ley 9/2013, del 12 de julio de 2013. Rajoy contó a la
prensa española que le había acompañado en su viaje a Japón que “tenemos un mix
energético equilibrado”. Supongo que quiso decir que el sector eléctrico se
debate hoy entre el éxito de un parque de generación diversificado y eficiente
y las dificultades derivadas de un exceso de capacidad, de una explotación
compleja y del incremento del recibo que paga el consumidor. En poco tiempo,
España ha pasado de ser uno de los países más activos en el ámbito de las
renovables a protagonizar un bajón sin precedentes en las inversiones. Eso es
todo lo contrario a lo que Rajoy contó
al periódico “Yomiuri”. Rajoy, más que vender la Marca España en el mundo,
parece un vendedor de retales al por menor charlando con un compañero de fonda,
o que estuviese intentando entrar al trato de un caballo isabelo al estilo
calé. En cualquier caso, difícil de creer.
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