Me entero de que once familias
musulmanas han decidido no llevar a los hijos a los comedores escolares en
Zaragoza por no disponer de menú halal. Me consta que España es respetuosa con los inmigrantes y
con las prácticas permitidas por la religión musulmana. El término halal
incluye todo lo relacionado con el comportamiento, el lenguaje, la vestimenta,
los modales y las normas dietéticas. Pues bien, los comedores escolares ya
sustituyeron hace años todo aquello que esté relacionado con el cerdo por otra
carne, o por comida vegetariana. Pero
las exigencias musulmanas van más lejos. Así, en el colegio público Santo
Domingo, once familias han renunciado a las becas de comedor en protesta por no
suministrarles carne de cordero degollado y desangrado por un matarife musulmán
mientras éste nombra a Alá. Según Fawaz Nahhas, representante de ese colectivo
musulmán en Zaragoza, “la carne es más sana y sabrosa”. Tan subjetiva
apreciación de Fawaz Nahhas me recuerda lo que contaba Camilo José Cela en “Mazurca para dos muertos”
con respecto a los chorizos de Adega (o sea, la esposa de Cidrán Segade,
asesinado por Moucho, quien también liquidó a Baldomero Marvís, madre de
Benicia y hermana de Gaudencio). Venía a decir Cela que aquellos embutidos eran
los mejores del país, porque el cerdo había sido sacrificado con un cuchillo
roñoso. No tengo nada que objetar respecto a que ese tal señor Fawaz Nahhas
represente al colectivo musulmán de Zaragoza. Pero me consta que muchos
educandos zaragozanos asisten a los comedores escolares con una fiambrera
llevada de casa, cuya comida se ven obligados
a tener que recalentar en un horno microondas que les proporciona el
colegio. La razón es sencilla: sus progenitores no disponen del dinero
necesario para hacer frente a la comida de “catering” que en esos centros se
ofrece. Rechazar, como se han rechazado, ocho becas de comedor concedidas por la Diputación General
de Aragón, y tres, por el Ayuntamiento, da idea de cómo las gastan ciertos
grupos de marroquíes con su claro desprecio al país que los acoge y ampara.
Confío en que tales becas de comedor puedan ser traspasadas a esos “niños de la
fiambrera” españoles que tanto las necesitan.
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