De la misma manera que la guerra
se cuenta de modo diferente por cada uno de los bandos en conflicto, la
industria azucarera en España, que prácticamente ha quedado reducida a cuatro factorías de importancia y todas ellas
en poder de British Sugar, es un espejo cóncavo-convexo. Por un lado, British
Sugar, que forma parte del grupo Associated British Food, aumentó sus
beneficios en un 27% en su primer trimestre de este año (122 millones de euros)
con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, debido a la mejora en
España y China. Los libros contables de esa empresa demuestran que la
facturación aumentó un 9% en ese periodo (1.155 millones de euros) pese a la
caída de beneficios en África y Reino Unido. En datos, hubo una producción en
España de 327.300 toneladas de azúcar con un grado polarimétrico medio en
sacarosa del 17’76%, que no está nada mal. Pero de esas cuatro factorías en
poder del grupo ABF, tres en
Castilla-León y una en Andalucía (La
Bañeza, en León; Miranda de Ebro, en Burgos; Toro, en Zamora;
y Jerez de la Frontera,
en Cádiz), todas las correspondientes a la
Zona Norte, presentan malas perspectivas
para la campaña 2014-15, donde ya se barrunta un descenso en la plantación de
remolacha del 16’5 %. Por otro lado, la inestabilidad del sector azucarero está basada en la
incertidumbre en los precios, causa por la que los agricultores parece que se
decidirán por otros cultivos más seguros. Y ese descenso del 16’5% equivale a
una caída en la molturación de un millón de toneladas de remolacha. La
estimación total para esta campaña en la Zona
Norte es recibir 1,5 millones de toneladas (568.000 en Toro;
432.000 en Miranda de Ebro; y 500.000 en La Bañeza), que contrasta con los datos de cierre de la anterior
campaña, cuando la cifra total alcanzó 2.095.936 de toneladas (961.862 en Toro;
630.638 en La Bañeza;
y 503.436 en Miranda de Ebro), lo que supone cerca de un 30% menos de
producción entre las tres fábricas. Y solo en la de Toro, ese descenso sería de
más del 40% con respecto al año anterior. Parece ser que el próximo año
desaparecerá la ayuda estatal de 6 euros por tonelada de remolacha. Para que se
hagan una idea, el rendimiento medio es de 91 toneladas de remolacha por
hectárea sembrada. Los agricultores “no admiten” un precio
inferior a 42 euros por tonelada. Aquí habría que recordar que fue el Grupo
Remolachero, hace ya más de cuarenta años, el que exigió la eliminación de las
“basculillas” y la imposición de toma de muestras mediante “rupro” y el
correspondiente pago por riqueza en sacarosa en función de los análisis
practicados en unos laboratorios creados al efecto. A los agricultores habría que recordarles, también, que en el pecado llevan
la penitencia.
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