Vamos a ver: una cosa es el
subsidio de paro de los parados sin pensiones contributivas y otra muy distinta
meter la tijera en el derecho al paro de aquellos trabajadores que han “apoquiñado”
a las “contingencias para desempleo y formación profesional” que figuran en la
nómina de todos los trabajadores con derecho pensiones contributivas, llegado
el caso, durante su periodo activo. Ello viene a cuento con los últimos ajustes
del Gobierno, donde, entre otras cosas, sube el IVA, quita una paga extra a los
funcionarios, suprime la deducción por vivienda, modifica de la Ley de Dependencia, etcétera.
La prensa, que curiosamente confunde “subsidio” con “derecho a prestación”,
señala que “Rajoy baja el subsidio de paro”. No. Rajoy lo que anuncia hoy es
algo peor, o sea, un cambio en las prestaciones por desempleo, pero sólo para los
nuevos perceptores. No se modificará el plazo máximo de 24 meses y se mantendrá
el nivel de la prestación en los primeros seis meses. A partir del sexto mes,
la prestación será del 50% de la base y no del 60% como hasta ahora. A mi
entender, ese cambio en las prestaciones por desempleo se me antoja como el “timo de la estampita”. Dicho de otra
manera, las cantidades que un trabajador percibe desde el momento de
encontrarse en paro, son la consecuencia directa de ese “recargo” que cada
trabajador en activo sufre en su nómina y que unos se ven obligados a
recibirlas y otros, por no haberse encontrado en situación de cese en la
empresa, jamás utilizan. Es decir, es el trabajador quien paga de su
bolsillo el desempleo y no es de ninguna
de las maneras, como algunos mal informados entienden, una dádiva generosa del
Estado. Por tanto, Rajoy estaría en su derecho de reducir o suprimir las
pensiones no contributivas, esas cantidades que reciben por obra y gracia del
Gobierno ciertos individuos que no han dado un palo al agua en su vida, o desde
hace muchos años pero que tienen familia a cargo. Pero reducir las prestaciones
por desempleo, como ahora se pretende, de los trabajadores por cuenta ajena que
han tenido la desgracia de verse abocados a las filas del INEM, en la mayoría
de los casos por causas ajenas a su voluntad, es un auténtico despropósito del
Gobierno que merece el mayor de mis desprecios.
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