miércoles, 11 de julio de 2012

No saber por dónde tirar



En el pleno de hoy en el Congreso de los Diputados,  Pérez Rubalcaba proponía un  “gran acuerdo nacional” para intentar recuperar la confianza de los españoles. También  reclamó a Rajoy una subida de impuestos para las grandes fortunas. Este hombre, ahora metido a jefe de la Oposición se cree que los pájaros maman. ¿En qué consistiría ese acuerdo nacional entre Gobierno y Oposición para hacerlo creible? ¿Por qué no hizo el PSOE desde su mandato la subida de impuestos a las grandes fortunas? Tuvo ocho años para hacerlo y no lo hizo. Sólo coincido con él en la mala gestión de Bankia y su precipitación hacia el rescate financiero. “Los excesos del pasado” (en frase de Rajoy)  tienen sólo parte de la culpa de la actual tragedia española. Pero alguien con capacidad mental bastante debería explicarme, sólo por ver si soy capaz de entenderlo, por qué razón presidirá el Rey el próximo Consejo de Ministros. Precisamente el del próximo día 13, cuando la paz social está hecha añicos, los funcionarios no ven salida a su túnel particular y los sindicatos ya anuncian movilizaciones para salvar su propio culo. A los sindicatos les recortan el 20 % y ese es el quiz de la cuestión. Ahora pretenden que los ciudadanos les “echen una mano” en su protesta. Ahí les duele, ahí les duele… Como no me fío de Rajoy ni del capotillo de san Fermín (ese que ayuda a los mozos durante los encierros de Pamplona)  ni de sus intenciones, es por lo que no entiendo esa presidencia real. A ver si se entera Rajoy de una puñetera vez: la Europa que tiene enfrente mareando la perdiz ha decidido salvar a Italia a cambio de rescatar a España. Y eso lo ve hasta el tonto del paseo. De momento ya sobran dos ministerios, el de Guindos y el de Montoro. No es que se haya perdido soberanía. Lo que aquí se han perdido son los papeles, somos un país tutelado y las intervenciones de los “hombres de negro” llevan tiempo decidiendo nuestras cuentas. Rajoy ha pasado en siete meses de ser una caja de sorpresas a convertirse en un saco de mentiras. Ya no le cree nadie ni dentro ni fuera. En el extranjero produce risa. En España, tristeza. Y de Pérez Rubalcaba qué decir. Que es lo más parecido al padre de Zipi y Zape.

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