Nada, aquí lo que hay que hacer
es proponer a Rouco Varela la canonización inmediata de Mario Draghi y dejarnos
de pamplinas con el apóstol Santiago, que tiene fama de matamoros y que tantos
problemas nos ha traido con los vecinos del sur durante siglos; más ahora,
cuando se han cumplido 800 años de la batalla de Las Navas de Tolosa y el ABC
ya haya dado buena cuenta de ello en el interior de sus páginas. Aquí de lo que se
trata es que la prima esté cómoda. Mario Draghi ha conseguido disminuir la
presión sobre la deuda española con una especie de laxante eficaz al estilo de
la purga de Benito, al decir que el Banco Central Europeo “podría tener un
argumento para volver a actuar en el mercado de la deuda”. Ya respira Rajoy. Ya
puede marcharse tranquilo a las Rías Gallegas a sentarse sobre un cantil, mirar
las nubes que pasan y canturrear
pensando en la Merkel,
en el Dax y en el Bundesbank, que son tres personas distintas y un solo dios
verdadero, aquello tan bello de “non che vayas rianxeira / que che vas a marear”. Lo
de Miramamolín, las cadenas sarracenas incrustadas en el escudo de Navarra y el
pendón de Castilla que se conserva en el
Monasterio de las Huelgas mejor no airearlo. Fue un desquite de la batalla de
Alarcos y salió bien. Menos mal. De ahora en adelante, el que tenga alguna
queja, que escriba a Soledad Becerril, marquesa de Salvatierra y nueva Defensora del Pueblo. Siendo ministra
de Cultura con el Gobierno de Calvo Sotelo, Alfonso Guerra la comparó con Carlos
II El Hechizado por su barbilla zoqueta. De momento ya ha señalado Becerril que
la institución se va a desprender de tres coches oficiales, de los seis de que
dispone. “Aquí tenemos que venir todos ya viajados”, ha dicho. Pero insisto en
que Rouco debe proponer a Benedicto XVI la canonización de Draghi, que además
es romano de nación. Lo malo es que fue vicepresidente de Goldman Sachs international, es
decir, la compañía que asesoró a Kostas
Karamanlis sobre cómo ocultar la verdadera magnitud del déficit griego. ¡Lástima
que no fuese amigo íntimo de Rodrigo Rato! Otro Bankia nos cantaría.
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