Este país no tiene arreglo. Hace
tiempo, en Aragón, un cartero tiraba las cartas al río para, de este modo,
terminar antes su reparto de
correspondencia. Ayer, un tren de viajeros no continuó su recorrido porque el maquinista
abandonó su trabajo en la barcelonesa estación de Sants. Según parece, el
maquinista entró en el primer vagón y le
dijo amistosamente a una pasajera: “Nos vemos el domingo”. Este es un país
donde el presidente del Ejecutivo, ante las dificultades económicas existentes,
achaca el problema a la herencia recibida. Y miren ustedes por dónde, la única
Comunidad Autónoma que, al menos de momento, ha solicitado el “rescate” al
Fondo Autonómico de Liquidez es la Comunidad Valenciana
por la herencia recibida de Francisco
Camps. Este es un país donde los propios compañeros se ven en la obligación de
desprenderse del presidente del CGPJ, Carlos Dívar, como
consecuencia de una denuncia del vocal José Manuel Gómez Benítez, por los
gastos derivados de una veintena de viajes realizados en fin de semana a
Marbella durante los últimos tres años. Este es un país en el que,
asombrosamente, ni el juez instructor José Castro ni la Fiscalía Anticorrupción
ni la Audiencia
de Palma de Mallorca encuentran indicios
para imputar a la infanta Cristina en la
investigación sobre el Instituto Nóos. Este es un país donde el presidente del
Gobierno ha utilizado “el método Urdangarín”, haciendo uso de puertas de
servicio en el Congreso para evitar tener que hacer declaraciones a la prensa.
Este es un país donde el Rey declaró a los periodistas que le acompañaban en su
último viaje a Rusia que “otro aún estaría de baja, pero yo tengo que currar”,
refiriéndose a la misión de intentar el contrato del trayecto del AVE entre
Moscú-San Petersburgo; cuando, en realidad, fue el ministro de Exteriores,
García-Margallo, el que organizó aquel viaje “al más alto nivel económico” (se
ponían en juego 17.500 millones de euros), aprovechando que el Rey debía
desplazarse hasta Moscú para recibir el Premio Estatal de la Federación Rusa de
manos de Vladimir Putin, dotado de 5 millones de rublos. Este es un país donde
existe un aeropuerto recién construido, el de Castellón, donde no existen
aviones ni pasajeros sino una enorme “efigie” de Fabra hecha por Ripollés, de
la que sale un avión. ¡Chúpate esa!
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