jueves, 12 de julio de 2012

La cortina del miedo



Considera Joseph Ramoneda, y en eso coincido con él, que “es obsceno que el presidente utilice al Rey haciéndole presidir un Consejo de Ministros previo al que decidirá parte de los nuevos recortes. Rajoy quiere implicar al Monarca en responsabilidades que solo son de su Gobierno, para hacer creer a los españoles que ‘es lo que hay que hacer’ y que ‘no se puede hacer otra cosa’, para convertir su repentino giro en objetivo nacional compartido y así neutralizar cualquier discrepancia”. En un espléndido artículo en “El País”, Ramoneda recuerda al lector que a Rajoy le gusta eludir responsabilidades, que pretendió  vivir del descrédito de los socialistas, que más tarde trató de ganar tiempo negando lo evidente, que trató de convertir en ayuda pública el rescate bancario, etcétera. Los españoles estamos subsumidos en la más absoluta desesperanza. Pero el presidente del Gobierno de España se niega a aumentar los impuestos de las clases altas, a recortar vergonzosas  prebendas a la Iglesia Católica, a recortar coches oficiales y mamandurrias mil a la clase política y a rebajar la  actual asignación a la Casa Real. Ha optado por lo más fácil desde su concepto neoliberal de la política, es decir, por los recortes a los que menos tienen y por el aumento gradual de los impuestos indirectos, los más injustos. Arruinar un pueblo a costa de un Estado tiene sus riesgos. Según Ramoneda, señalar, como ha señalado Rajoy que “los españoles no podemos elegir si hacemos o no sacrificios. No tenemos esa libertad”, es una forma surrealista de tirar la toalla pero sin perder el poder otorgado en las urnas. Para Ramoneda, “frases así un gobernante sólo debería pronunciarlas un minuto de antes de presentar su dimisión. Si no es capaz de hacerse responsable de las políticas que dicta, un jefe de gobierno no debe continuar”. Está claro.

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