Anda Juan Espadas, portavoz
socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, preocupado por si Sevilla puede
perder la mágica cifra de 700.000 habitantes y, en consecuencia, determinados
ingresos económicos procedentes de los Presupuestos Generales del Estado. Y ha
instado al alcalde Juan Ignacio Zoido a
que dé explicaciones al respecto. Pero Zoido no sé yo que explicaciones puede
dar. La gente se mueve de aquí para allá. Este es un país de libre mercado y de
libre circulación de las personas. Lo escribía Burgos el pasado día 7 en ABC:
“Si no llegamos a los 700.000 habitantes, mejor. Y si bajamos a los 600.000,
mejor todavía. Y si somos 500.000, de cine”. Burgos piensa que más inyecciones
monetarias por parte del Estado equivaldrían a que Sevilla tuviese más “Torres
‘Pellis’, más setas y más tranvías”. Hombre, Burgos, la Torre Pelli me parece la
espadaña de Triana, pero sin campanas que anuncien que en España se ha puesto
el sol; las setas de la
Encarnación consiguen el efecto óptico de que los peatones
parezcan pitufos; y el tranvía, que no es precisamente el de Parla, lo toman
los sevillanos como quien echa un buchito del búcaro de agua fresquita. Es un
tranvía de cercanías, de tanta cercanía que no hace falta tomarlo para ir a
comprar tabaco. Se monta uno en el tranvía por romanticismo, aquello que
practicaron con aseo los dos hermanos nacidos en Conde de Barajas y que ahora
reposan sus raspas en el templo cercano a las setas. Además, oído cocina, digo
oído Espadas, eso dígaselo usted a ese
señor de La Rinconada,
de apellido Sánchez Monteseirín, que todavía no ha contado si tales setas son
venenosas, si el rascacielos es un rascahuevos, o si el tranvía puede circular
sin catenaria y sólo mediante un empujón. “Cómo se ve –escribía Antonio Burgos
refiriéndose a Zoido- que usted no conoció aquella Sevilla de la medida que
evoco, tan bien despachá (sic) consigo misma…”. Lo malo sería que Sevilla
perdiera luz o que en Sevilla desaparecieran los vencejos, esos aviones
acharolados y limpios. Si pierde población no importa. La esencia en frasco
pequeño.
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