A mi entender, Bieito Rubido, al que considero ser
un formidable periodista, se equivoca en “El
astrolabio” de hoy dentro de las páginas del diario ABC. En su artículo,
casi siempre sesudo y sereno, al hacer referencia a la Memoria Histórica, cita
a Churchill: “Si el presente trata
de juzgar el pasado, perderá el futuro”. La ley de la Memoria Histórica creada
en tiempos de Rodríguez Zapatero no
pretende en modo alguno, a mi entender, abrir nuevas heridas todavía sin
cicatrizar sino hacer un acto de justicia, es decir, sacar a los fusilados por
el franquismo de fosas y cunetas y descansar en una digna sepultura donde sus
allegados puedan acudir a llevarles flores. Es un elemental acto de justicia
pendiente y que ya no admite más demoras. Me molesta, sin embargo, que Rubido
aproveche por aquello de “ir por atún y a ver al duque” para señalar con negro
sobre blanco que espera que Margarita
Robles no vuelva nunca más a ejercer
de juez. ¿Podría saberse la razón? Margarita Robles, y así me consta, con 25
años ingresó en la carrera judicial (con el número uno de su promoción),
convirtiéndose en la cuarta mujer juez de España y un año más tarde ejercía en
Balaguer ( Lérida); fue la primera mujer en presidir una sala de lo
Contencioso-administrativo; la primera mujer en presidir la Audiencia de
Barcelona; la tercera mujer en llegar al Tribunal Supremo; vocal del Consejo
General del Poder Judicial; y secretaria de Estado de Interior y Justicia con Felipe González. ¿O acaso es que a
Rubido no le gusta que Margarita Robles sea miembro de Jueces para la
Democracia? Porque, de ser así, yo le podría decir a Rubido que a mí tampoco me
gusta el sabor del congrio, pero ello no quiere decir que su sabor sea
desagradable al paladar de muchos comensales a los que sí les gusta. El
astrolabio es un instrumento de navegación que sirve para orientarse y que
permite determinar la altura de un astro. Comprendo que el director de un
periódico conservador, católico y monárquico plasme en su medio aquello que a
sus lectores les gusta leer. Como se señala en el Libro I de los Macabeos, “el
latín es sagrado, el trigo (armas, dinero, naves) también es sagrado”. Aquí no
se trata de que el pasado sea juzgado por el presente ni nadie tiene intención,
salvo los políticos corruptos que se han llevado el dinero a serones, de que se
pierda un futuro que está por llegar. No se puede derramar un cántaro de leche
cuando la vaca aún no ha sido ordeñada. En efecto, España tiene problemas de
paro, pensiones, demografía, territoriales, educativos, de justicia y una larga
panoplia que amarga cada día al ciudadano normal. En eso estoy de acuerdo con
Bieito Rubido. Pero ello no quiere decir que debamos parecernos a la deprimida
Camboya, ascender al reino de los dioses en Angkor Wat y bajar a
los infiernos en la prisión de Tuol Sleng. Simplemente, que se haga justicia
histórica.
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