sábado, 3 de febrero de 2018

San Blas y una costumbre en Ateca





Ayer hacía referencia a La Candelaria. Hoy me referiré a san Blas, festivo en muchas ciudades y pueblos de España, entre ellos Ateca, en la Comunidad de Calatayud. Viene siendo costumbre que aparezca por las calles del pueblo La Máscara, un peculiar personaje provisto de una estrafalaria  indumentaria de franjas rojas y amarillas con cascabeles y espada de hierro. La Máscara recorre todo el pueblo, al tiempo que los niños le persiguen, le lanzan manzanas e  intentan arrancarle esas esferas ahuecadas con sus correspondientes escrupulillos en su interior que les hacen sonar. Los adultos tratan de evitar por todos los medios que La Máscara corone el cerro de san Blas. Es, a mi entender, otra versión de ese Cipotegato  arlequinado con los colores amarillo, rojo y verde,  provisto de máscara protectora, al que se le lanzan tomates durante su recorrido por las calles de Tarazona el día de san Atilano, cada 27 de agosto. Son varias las explicaciones sobre los orígenes de esa bufonada turiasonense.  Unos lo relacionan con el “pellexo de gato” que ahuyentaba a los niños para que no entorpeciesen la procesión del Corpus Christi. Otros, a la oportunidad que daban a un presidiario de obtener la libertad a cambio de evitar ser atrapado y de sufrir la humillación de tener que zafarse cuando el populacho le lanzase  hortalizas y frutas medio podridas sobrantes en el mercado.  En Ateca, ya en la cima del cerro, todos los vecinos, con La Máscara en medio de ellos, cantan la canción “En el puente de Alcolea”. Después, la Máscara y los vecinos de Ateca caminan ladera abajo hasta llegar a la ermita del santo. La batalla de Alcolea, para el que no lo recuerde, tuvo lugar el 28 de septiembre de 1868.  Isabel II, que por aquellos días se encontraba en San Sebastián, se vio obligada a abandonar el país. La implicación de Novaliches en la batalla, donde fue herido en la barbilla, le hizo ser objeto de burla popular: “El general Novaliches/ en Córdoba quiso entrar/ y en el puente de Alcolea/ le volaron las “quijás”.  Y los atecanos siguen a vueltas con la coplilla, disfrutando.

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