Leo un artículo de
Juan Chicharro
en
República.com que me ha hecho
pensar. En efecto, como afirma ese militar, “la cruz es el símbolo esencial del
cristianismo”. Hasta ahí estoy de acuerdo con él. Pero, al referirse a Callosa
del Segura, no estoy de acuerdo con lo que sigue: “No se acaba de entender esa
inquina que se ha desatado en España contra la Cruz y lo que significa. Hay una
reciente obsesión en la rancia izquierda sociológica de dedicarse a derribar
cruces como si en España no hubiera otra cosa que hacer. Ahora la han tomado
con las que recuerdan a muchas personas, en su mayoría asesinadas en la guerra
civil, e incluso se oye hablar del derribo de cruces ‘franquistas’, adjetivo
cuando menos esperpéntico. Tengo la impresión de que lo que verdaderamente les
molesta es el recuerdo de que fueron sus padres y abuelos los que asesinaron a
aquellos cuyos nombres figuraban anexos a esas cruces”. Juan Chicharro
sabe que esa cruz, la de Callosa de Segura, como tantas otras que todavía
existen en España, sólo hacen referencia a los caídos en el bando vencedor, o
sea, a los caídos en el lado de los afectos al golpe de Estado que se produjo
el 18 de julio de 1936. La
Ley de Memoria
Histórica sigue en vigor, aunque no reciba ni un celemín del Gobierno que
preside
Mariano Rajoy. Y esa ley
apuesta por quitar todos los símbolos relacionados con el franquismo y
la
Guerra Civil. ¿Acaso en Alemania se permiten los símbolos nazis? Como recordaba
en
El País Miguel González (10/04/2013),
“Juan Chicharro, general de división en la
reserva y exjefe de Infantería de Marina, el 6 de febrero de 2013 justificó una
intervención del Ejército para frenar la independencia de Cataluña si el
Gobierno y el Tribunal Constitucional no cumplieran con su obligación. Sin
citarlos, Chicharro se burló de
Rodríguez
Zapatero, criticó a
Montoro por
asistir a la toma de
posesión de
Artur Mas sin que estuviese presente la
bandera española,
cuestionó el arresto
del general
Mena por arremeter en
2006 contra el
Estatuto de Cataluña y
aseguró que el sentimiento militar era de preocupación ,confusión e incertidumbre.
Fue recibido en audiencia por el entonces ministro
Morenés y aceptó la renuncia en la
Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Asombrosamente, no recibió ningún castigo
disciplinario”.
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