lunes, 22 de octubre de 2018

EL valido



Con los reyes absolutistas, que mandaban sobre vidas y haciendas, fue costumbre el apoyo del valido ( y no me refiero a “me gusta cuando bala la ovejita” en versión de Emilio el Moro) para que ellos, los reyes, pudieran dedicarse al ocio y al negocio. Pasó con los Austrias y con los Borbones. Sólo es necesario repasar la historia para saber lo suficiente sobre el duque de Lerma, valido de Felipe III; el conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV; el jesuita Nithard, valido de Carlos II; Manuel Godoy, valido de Carlos IV… Y como los tiempos cambian, ahora aparecen como setas los validos de los presidentes de Gobierno. Sin pretender hurgar en las llagas de los presidentes anteriores, llama la atención la presencia de Pablo Iglesias en todas las salsas desde que Pedro Sánchez se convirtiese en presidente del Gobierno por una moción de censura. Y de entonces a acá vemos a Pablo Iglesias redactando borradores de subidas de salarios mínimos, visitando a políticos presos en cárceles catalanas y recabando apoyos de los vascos para poder sacar adelante  los Presupuestos Generales del Estado. Ahora sucede que Pablo Iglesias parece ejercer de vicepresidente del Gobierno en la sombre mientras Sánchez se dedica a viajar “del mundo al otro confín” (como decía la letra cantada en el cuento del Enano saltarín) como si se hubiese convertido nada más llegar a La Moncloa en un viajante de calzoncillos “cañamares” al por mayor y al detall.

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