viernes, 12 de octubre de 2018

Ladran, luego cabalgamos



Hoy, 12 de octubre, saludo a la Guardia Civil en el día de su Patrona. Las fiestas patronales siempre me han parecido un  trastorno social. Zaragoza “está que peta”. Es difícil poder dar un  paso por las calles. Cada día son más los aragoneses que llevan flores a la Virgen del Pilar y, en consecuencia, también cada día se ven más ciudadanos vestidos a la antigua usanza, como si fueran figurantes de una película de Florián Rey. Los zaragozanos anteponen -y en eso también son muy aficionados los sevillanos-, el culto de dulía al culto de latría, y ese es terreno  resbaladizo, aunque a la Curia, aquí y en Roma, le viene de perlas por diferenciar el Catolicismo del Protestantismo. Lamento que haya habido pitos y abucheos a Sánchez a su llegada al desfile en la plaza de Lima, en Madrid, en contraste con los vítores que ha recibido el jefe del Estado. Por los gritos de “¡elecciones!”, “¡elecciones!”, “¡okupa!”, “¡vete ya!”, es fácil entender de qué estofa son los individuos que vociferaban como energúmenos. La derechona  ladra pero no muerde.  Saca de paseo unas navajas cachicuernas de cartón-piedra y no asusta ni a los sietemesinos. Llamar “okupa” a Sánchez es no entender nada sobre democracia.  Se atribuye a Manuel Azaña, que no a Cervantes como otros pretenden,  la frase certera: "Ladran, buena señal de que cabalgamos". Y si acaso, antes, a Goethe, en su poema  Kläffer (1808),  donde dice: “…sus estridentes ladridos / sólo son señal de que cabalgamos…”. Un detalle: se ha podido ver por primera vez a Leonor a la derecha del padre luciendo el Toisón de Oro y cantando “La muerte no es el final” en homenaje a los caídos, incluidos, supongo, los que permanecen en las cunetas y que la derechona no desea desenterrar.  A muchos espectadores al acto televisado nos han venido a la cabeza por asociación de ideas ciertos ministros (Zoido, Catalán y Méndez de Vigo) cuando cantaron “Soy el novio de la muerte…”  al Cristo de Mena en una performance malagueña el pasado Jueves Santo, como haciendo un guiño a lo que quedaba de Millán Astray  y al rancio nacional-catolicismo de Gomá. “De lo que tenemos no nos falta de nada”, decía el baturro a un forastero. En el desfile, tampoco. Volaron aviones. Sólo faltaron unos barcos y ese submarino que no flota porque el Parque de El Retiro no tiene mucho calado. Por haber, hubo en la parada militar  hasta un tabor de Regulares con capas blancas y se paseó a la cabra de la Legión con chapiri, cuando ya no se admiten animales ni en los circos.

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