Hoy,
12 de octubre, saludo a la Guardia Civil en el día de su Patrona. Las fiestas
patronales siempre me han parecido un
trastorno social. Zaragoza “está que peta”. Es difícil poder dar un paso por las calles. Cada día son más los
aragoneses que llevan flores a la Virgen
del Pilar y, en consecuencia, también cada día se ven más ciudadanos
vestidos a la antigua usanza, como si fueran figurantes de una película de Florián Rey. Los zaragozanos anteponen
-y en eso también son muy aficionados los sevillanos-, el culto de dulía al
culto de latría, y ese es terreno
resbaladizo, aunque a la Curia, aquí y en Roma, le viene de perlas por
diferenciar el Catolicismo del Protestantismo. Lamento que haya habido pitos y
abucheos a Sánchez a su llegada al
desfile en la plaza de Lima, en Madrid, en contraste con los vítores que ha
recibido el jefe del Estado. Por los
gritos de “¡elecciones!”, “¡elecciones!”, “¡okupa!”, “¡vete ya!”, es fácil
entender de qué estofa son los individuos que vociferaban como energúmenos. La
derechona ladra pero no muerde. Saca de paseo unas navajas cachicuernas de
cartón-piedra y no asusta ni a los sietemesinos. Llamar “okupa” a Sánchez es no
entender nada sobre democracia. Se
atribuye a Manuel Azaña, que
no a Cervantes como
otros pretenden, la frase certera: "Ladran, buena señal de que cabalgamos". Y si acaso,
antes, a Goethe, en su poema Kläffer
(1808), donde dice: “…sus estridentes ladridos / sólo son señal de que cabalgamos…”. Un
detalle: se ha podido ver por primera vez a Leonor a la derecha del padre luciendo el Toisón de Oro y cantando “La
muerte no es el final” en homenaje a los caídos, incluidos, supongo, los
que permanecen en las cunetas y que la derechona no desea desenterrar. A muchos espectadores al acto televisado nos han
venido a la cabeza por asociación de ideas ciertos ministros (Zoido, Catalán y Méndez de Vigo) cuando cantaron “Soy
el novio de la muerte…” al Cristo de Mena en una performance
malagueña el pasado Jueves Santo, como haciendo un guiño a lo que quedaba de Millán Astray y al rancio nacional-catolicismo de Gomá. “De lo que tenemos no nos falta
de nada”, decía el baturro a un forastero. En el desfile, tampoco. Volaron
aviones. Sólo faltaron unos barcos y ese submarino que no flota porque el
Parque de El Retiro no tiene mucho calado. Por haber, hubo en la parada
militar hasta un tabor de Regulares con
capas blancas y se paseó a la cabra de la Legión con chapiri, cuando ya no se
admiten animales ni en los circos.
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