martes, 5 de febrero de 2019

La fiesta continúa



Antes de ayer, en multitud de pueblos aragoneses se celebraba la fiesta de san Blas, abogado de los males de garganta. Y ayer, para que la fiesta no decayese, Santa Cruz de Grío, al pie de la sierra de Vicor,  se exaltaba por las calles de ese pueblo  la “danza de san Blasillo”. En Santa Cruz de Grío hubo un teniente de alcalde del Partido Popular, Lino Longares, que en 2007 amenazó al vecino y maestro de Educación Física, José María Gimeno,  con desterrarle. En respuesta a una carta de ese profesor, Lino Longares le hizo una rara sugerencia en la despedida de su epístola: “…por último, te voy a sugerir que por favor no te metas conmigo y con este ayuntamiento, porque de profesor de gimnasia no te voy a quitar pero tengo las suficientes influencias tanto en Zaragoza como en Madrid para que la casa de los Arcos la veas los fines de semana porque voy a tratar que te lleven a Teruel o a Huesca". Vamos, marcando las distancias, también la diferencia, como le sucedió a Miguel de Unamuno durante la dictadura de Primo de Rivera facturado a la isla de Fuerteventura y obligado a dejar   Salamanca en 1924; es decir, hace casi 95 años. También entonces hubo una carta: Ilustrísimo señor: Acordado por el Directorio Militar el destierro a Fuerteventura (Canarias) de don Miguel de Unamuno y Jugo, Su Majestad el Rey (q. D. g.) se ha servido disponer: Primero: Que el referido señor cese en los cargos de vicerrector de la Universidad de Salamanca y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma; y Segundo: Que queda suspenso de empleo y sueldo en el de catedrático de dicha universidad”. Y ya de paso, aprovechando que el río Grío pasa por Santa Cruz de Grío, se clausuró el Ateneo de Madrid. Hecho ese paréntesis, como decía al principio, en Santa Cruz de Grío bailan por sus calles de suaves pendientes sobre alzas a un san Blasillo con cara de estreñido. Se trata de una talla de madera policromada del siglo XVI al que cualquier día malograrán con tanta murga suelta. Y así llegamos a santa Águeda de Catania, patrona de las mujeres, cuyas reliquias de la mártir del siglo III (un trozo de su cráneo que se conserva en el interior de un recipiente de plata en forma de pecho) se venera en la iglesia del Portillo. Según el hagiógrafo Santiago de la Vorágine, a la santa le cortaron los dos pechos siendo procónsul de Sicilia Quintianus. En la plaza, junto a la iglesia del Portillo, testigo mudo de importantes actos heroicos durante los Sitios, es costumbre que  se instalen puestos de venta ambulante en los que se ofrecen las famosas “téticas”, que son bollos rellenos de crema, cubiertos de chocolate y coronados con una guinda a modo de pezón. Es una fiesta muy extendida en las dos Castillas, en Aragón, en el País Vasco y en Navarra, hasta el punto de que  los fastos de Zamarramala (Segovia) están considerados como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Tuvieron su origen en 1227, año en el que las mujeres tuvieron una participación activa durante la conquista del Alcázar de Segovia entonces en manos de los sarracenos, reinando Alfonso VI.

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