viernes, 22 de febrero de 2019

¡Ya está bien de qué!



El columnista de ABC, Hermann Tertsch se acaba de lucir hoy con su artículo “¡Ya está bien!” en las páginas de opinión de ese diario conservador. A propósito de la inminente exhumación de Franco en la Sierra de Guadarrama para ser enterrado donde dispongan sus familiares o, en su defecto, donde decida el Gobierno, señala: “Abogados advertían en burofaxes a funerarias y obreros que de obedecer ciertas órdenes del actual jefe de Gobierno, incurrirían en un grave delito que podría llevarlos a la cárcel para años. Nadie ha confirmado la inminencia de la acción pero sí los preparativos para incumplir la ley, ignorar al Supremo, asaltar una basílica con su extraterritorialidad, atropellar a los monjes titulares del recinto sagrado, profanar la tumba, sacar al cadáver momificado y llevárselo en contra de la voluntad de la familia del muerto y nadie sabe  adónde”. ¿Quién le ha dicho a Tertsch que el Gobierno que preside Pedro Sánchez  pretende saltar por encima de las decisiones de tan alta Magistratura? Doy por sentado, y me juego doble contra sencillo, a que esos “abogados”,  a los que hace referencia Tertsch, son los patrocinadores  de la Asociación Francisco Franco o de la familia del dictador, a la que España le interesa una mierda. Unos y otros sólo pretenden que la momia del sátrapa siga en el Valle de los Caídos, cuyos enormes gastos de mantenimiento corren a cargo de Patrimonio Nacional, es decir, de todos los ciudadanos, sean trasladados a la cripta de Catedral de la Almudena, para que el centro de Madrid se convierta en foco de peregrinación constante de fascistas rencorosos y de nostálgicos de un pasado gris marengo e inquietante que no volverá por más que se empeñe un ramillete de ultraderechistas de la más baja estofa.  Pero Tertsch no deja ahí la cosa. Él, a lo suyo: “Se pretende tratar a Franco como si fuera un vulgar genocida cuando es el origen incontestable de la legalidad que nos ha dado 40 años de democracia. Y que se funda en un orden tras una guerra civil trágica cuya principal culpa es de todos, pero si de alguien más, de los perdedores”. Mejor no sigo. Ahora resulta que la culpa del golpe de Estado de 1936 es de los defensores de la legalidad de la II República, entonces vigente. Hoy, 22 de febrero (aquel día Miércoles de Ceniza), hace justo 80 años de la muerte en el exilio de Antonio Machado, que debía de ser un basilisco rojo hasta la grosería, con hachones por patillas y un rabo de siete colas con el que lanzaba trallazos a todo lo que se movía. ¡Lo que hay que leer!

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