miércoles, 13 de febrero de 2019

Lechugas republicanas



No me canso de releer artículos de Claudio Sánchez-Albornoz, muchos de ellos escritos en Buenos Aires rayando casi los noventa años, cuando lo normal es que a esa edad no se tengan firmes las piernas ni demasiada lúcida la mente. Las piernas no sé, pero la mente la tenía don Claudio muy despierta. En uno de sus artículos (“Aún. Del pasado y del presente”. Austral. 1984) Sánchez Albornoz cuenta cuando en 1981 ó 1982 una de sus hijas fue a visitarle para “acompañarle en su terrible soledad”. Y describe algo que le contó su hija y que le dejó estupefacto. Dice: “Anoche me sorprendió con la noticia de que una de sus conocidas, residente en Bilbao, fue un día de compras al mercado, tropezó con unas lechugas que le complacieron y se dispuso a comprarlas. Pero la vendedora, una campesina vasca, le dijo:
--No señora, no las compre, esas lechugas son extranjeras; han venido de Burgos.--
Por asociación de ideas, en ese capítulo Sánchez-Albornoz recuerda cuando siendo un jovenzuelo cada mañana aparecía por la madrileña plaza de Celenque (en Arenal, adyacente a la plaza de las Descalzas) una vendedora ambulante que, después de haber echado pestes viendo un anuncio de clérigos vistiendo sotana que tenía en su fachada un sastre especializado en ropa talar, gritaba:
--¡Lechugas republicanas de la huerta de don Melquiades!--.
Aquella vendedora ambulante se refería a don Melquiades Álvarez, presidente del Congreso de los Diputados en 1923, “cuando –como dice don Claudio- Primo de Rivera dio su incruento golpe de Estado y el rey [Alfonso XIII] se jugó la corona al aceptar complaciente lo ocurrido y confiar perdurablemente el gobierno de España al jaranero general”. Los errores siempre se pagan. Por cierto, la plaza de Celenque, o de Zelenque,  debe su nombre a que allí tuvo su casa Juan de Córdoba y Celenque, alcalde de El Pardo durante el reinado del eunucoide Enrique IV de Castilla. En esa plaza estuvo el Hospital de de la Misericordia hasta su derribo a mediados del siglo XIX y, posteriormente,  en su solar se construyó el Teatro de los Capellanes, posteriormente llamado Teatro de la Risa y que en su última etapa se llamó Teatro Cómico. Fue derribado en 1968 para dar paso a unos grandes almacenes.

No hay comentarios: