sábado, 8 de febrero de 2020

Ya asoma Jueves Lardero



Me manda recado mi carnicero para que me acerque por su negocio el próximo día 20 por la mañana. Por él me entero de que el próximo día 20 de los corrientes (como dicen los cursis) es Jueves Lardero. Ese día, todos los años, el carnicero invita a la distinguida clientela a tomar  longaniza asada en parrilla y unos vasitos de un vino enranciado de su propia cosecha que está glorioso. Jueves Lardero es el jueves anterior al Domingo de Carnaval y al Miércoles de Ceniza, día que da comienzo a la Cuaresma, lo que equivale a decir que su fecha es variable en el calendario, si se tiene en cuenta que la Semana Santa coincide, al igual que sucede con la Pascua de los judíos, con la primera luna llena del equinoccio de primavera. Recuerdo que fue costumbre en los pueblos salir esa tarde al campo con el “palmo” de longaniza y la bota de vino. Era como la despedida de la carne por una larga temporada. El término lardero procede del verbo lardear, que significa envolver en grasa de cerdo aquello que se va a asar y lardo es el tocino blanco de cerdo. Posiblemente se trate de una fiesta que, de alguna manera, ya se celebraba en los Saturnales, cuando los dueños servían a los criados. Existen registros que relacionan el Jueves Lardero con la toma de Granada, el 2 de enero de 1492. Y hay quien hace referencia al pueblo de Fernán Núñez (Córdoba)  por haber coincidido el triunfo de los cristianos sobre los nazaríes un jueves anterior a la Cuaresma. Existen otras variantes sobre el mismo día: para los catalanes es el Dijous gras y acostumbran a degustar  tortilla con butifarra; en La Rioja prefieren los “bollos preñaos” y “culecas”, que son unos biscochos con uno o dos huevos duros en el centro de la masa; en Albacete es el Día de la mona; en Granada se conoce como Día de la merendica; en el País Vasco le llaman Ostegun gizena, etcétera. Pero, como decía, todavía antes de la Cuaresma llega el Carnaval, que termina el Martes de Carnaval con el Entierro de la Sardina, donde se parodia un cortejo fúnebre que se popularizó en el siglo XVIII, reinando Carlos III. Se cuenta que en aquella fecha de aquel siglo se llevaron a una plaza madrileña sardinas por deseo del rey para celebrar el fin del Carnaval. Pero aconteció que aquel día fue bastante caluroso; y las sardinas, con el calor inusual y el largo trayecto desde las costas marinas se descompusieron causando mal olor. Tanto fue así que el monarca ordenó enterrarlas en la Casa de Campo. Existe una pintura sobre tabla de caoba de pequeño formato pintado por  Goya entre 1812 y 1819 que se llama “El Entierro de la Sardina”, que se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En esa pequeña obra pictórica aparecen clérigos y monjas bailando con máscaras cerca de un estandarte de Momo (hoy convertido en un temido reto viral) que ocupa el centro del cuadro y donde puede leerse “Mortus”.

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