martes, 12 de abril de 2022

Cuidado con los excesos de confianza


Contemplo en El País de hoy la foto de un soldado frente a las ruinas de un edificio en Mikolaiv.  Debajo, en un epígrafe señala: A 30 kilómetros del frente: “No tenemos miedo, nos protege san Nicolás”.  De inmediato me vino a la cabeza el viejo dicho: “Fíate de la virgen… y no corras”. Me parece respetable encomendarse a los santos, pero la expresión señalada no debe considerarse como una recomendación para aquel que circule más despacio sino como una advertencia sobre los excesos de confianza, que pueden ser fatales. Hay dos versiones sobre ese dicho. Una, durante la Primera Guerra Carlista, cuando los requetés nombraron “generalísima” de las tropas a la Virgen de los Dolores. Antes del comienzo de la batalla de Mendigorría el 15 de julio de 1835 estaba al mando de las tropas carlistas el general Vicente González Moreno,  ya que Zumalacárregui había muerto el mes anterior; y los requetés se pusieron a rezar, lo que retrasó su avance sobre las tropas isabelinas, al mando de los generales Espartero y Latre, a las que tal acto piadoso les dieron ventaja y el triunfo a los liberales. Los soldados vencidos, carentes del valor necesario en el combate, huyeron despavoridos y desperdigados por la orilla del río Arga, causando carcajeo en las tropas enemigas. Por cierto, la bandera con la imagen de la Virgen de los Dolores que estuvo presente en aquella batalla permaneció depositada durante muchos años en el Museo de Recuerdos Históricos de Pamplona,  y más tarde fue trasladada al Museo del Carlismo de Estella, donde continúa. La otra versión del dicho hace referencia a un torerillo que se creyó libre de todo peligro ante un bravo novillo por haberse encomendado a la Virgen. Creyéndose impune a las embestidas del astado, se limitó a ponerse en la posición de don Tancredo con el resultado de diversas cornadas. La fe mueve montañas pero no evita el peligro de que pueda aplastarte con su movimiento. En resumidas cuentas: de la única virgen que hay que fiarse es de la Virgen del Perpetuo Socorro, patrona del cuerpo de Sanidad Militar , como mantiene el pediatra José García Velázquez en unos curiosos versos que reproduzco: Se van repitiendo tópicos / con fama de ser verdad / y pasan de un siglo al otro / como sentencia o refrán: / ni el tiempo lo cura todo, / ni es la muerte tu final; / no viene el frío en agosto / ni la cigüeña en San Blas. / Los refranes son el poso / de la ciencia popular, / pero a veces, como todos, / se pueden equivocar... / Aunque en el peligro corro, / la Virgen es de fiar: /es el Perpetuo Socorro / en toda necesidad”.

 

No hay comentarios: