viernes, 29 de abril de 2022

Sevilla, ciudad de puertas, torres y postigos

 


Pues nada, mira, resulta que pasé muchas veces por la sevillana Puerta de Jerez y nunca reparé que allí se encuentra la Torre de Abd al-Aziz, también llamada Torre del Homenaje, de estructura hexagonal y pegada a otro edificio. No tengo perdón. Eso es casi como marcharte de Sevilla sin haber entrado en La Venta de los Gatos y sin  haberte tomado allí un tentempié. Dice una leyenda que fue esa Torre el primer lugar donde ondeó el pendón de Fernando III cuando se tomó la ciudad a los musulmanes en el año 1248. También desconocía que este tipo de torres sumaba su número de lados en función de la cercanía que tuviera al río Guadalquivir. En consecuencia, la atalaya con mayor número de caras  es la Torre del Oro (torre almohade de tipo albarrana de 1221) que es dodecágona; luego está la Torre de la Plata, también llamada Torre de los Azacanes, finalizada en el siglo XIII y que estuvo conectada con un muro (parte del mismo se derribó en 1821) con la Torre del Oro. En el siglo XVII se situó el Corral de las Herrerías del Rey y colinda con la Casa de la Moneda. Es octogonal y se encuentra en la calle Santander. Uno de los azulejos, situado en su parte lateral, está dedicado a la Virgen del Carmen;  y en tercer lugar se encuentra la Torre de Abd al-Aziz, que es hexagonal. De todas ellas, la Torre del Oro es la más ilustre. Consta de tres cuerpos, de tres periodos distintos: el primero, construido entre 1220-1221por orden del gobernador almohade Abù I-Ulà; el segundo, por mandato de Pedro I de Trastámara en el siglo XIV; el tercer cuerpo y el remate de la cúpula fueron obras del ingeniero militar Sebastián van der Borcht en 1760. Desde 1944 en su interior existe un pequeño museo naval con maquetas, cartas e instrumentos de navegación, etcétera. Mucho se ha especulado con el oro que llegaba de América y con las cadenas rotas por el almirante Ramón Bonifaz. Lo que sí parece ser cierto es que, al ser Sevilla una ciudad navegable por el Guadalquivir, Fernando III llamó a ayudarle con sus barcos a tomar Sevilla. La flota remontó el Guadalquivir y recaló en Coria del Río en agosto de  1247. Ese mismo mes y año comenzó el asedio a Sevilla contra los musulmanes. Entonces la ciudad tenía 13 puertas y 7 postigos. El puente de barcas estaba en Triana (donde hoy está el puente de de Isabel II) junto al castillo de Gabir, unido por unas cadenas que, a su vez, se unían a la Torre del Oro, en la orilla opuesta. Fernando III ordenó a Bonifaz que dos de sus naves (que habían sacado rodando sobre troncos para ser botados en el río) fueran balastadas con piedras para darles mayor peso, y que colocase gruesas cuchillas en las proas de los barcos. Y así pudieron romper todas las cadenas, aislando Sevilla del Aljarafe. Pero, en rigor, el nombre de Torre del Oro se debe al brillo dorado que reflejaba la torre sobre el Guadalquivir. En la última restauración en 2005 se demostró que tal color amarillo,  hasta entonces atribuido a un revestimiento de azulejos, en realidad era debido a una mezcla de cal y paja prensada existente en la cúpula, que se reflejaba en las aguas del río durante la puesta de sol. Todo era una falsa apariencia. Como decía, en Sevilla hubo las siguientes puertas: Puerta del al Macarena, Puerta de Córdoba, Puerta de la Almenilla, Puerta del Arenal, Puerta de Carmona, Puerta de la Carne, Puerta de Jerez, Puerta Osario, Puerta Real, Puerta de San Fernando, Puerta de San Juan, Puerta del Sol, Puerta de Triana. Y los siguientes postigos: del Aceite, del Alcázar, del Carbón, del Cuco, del Jabón, de la Feria y de San Antonio.

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