sábado, 9 de diciembre de 2023

Andarines

 



Leo casi con devoción el libro “Memorias de un zaragozano, 1850-1861 “ de Mariano Gracia Albacar, con introducción de Carlos Forcadell y notas de Fico Ruiz. Se corresponde con la publicación 3229 de la Institución Fernando el Católico, publicado en Zaragoza en 2019. De todo cuanto leo, me fijo en la figura del andarín Jenaro (capítulo XLV). A aquel famoso andarín sólo le superó, a mi criterio, Mariano Bielsa Latre, más conocido como Chistavín de Berbegal, que venció en la plaza de toros de la Misericordia el 22 de octubre de 1882 al italiano Achiles Bergossi, conocido como El hombre locomotora, recibiendo como premio mil duros, cantidad importante para entonces. Al día siguiente fue recibido por Alfonso XII, que por aquellos días se encontraba en Aragón inaugurando el comienzo de las obras del ferrocarril de Val de Zafrán (La Puebla de Hijar-Tortosa). El rey le hizo entrega de treinta duros y le invitó a que le visitase en Palacio. De la misma manera, el gobernador civil le regaló cien pesetas y el general Jovellar también le hizo un regalo que desconozco. Chistavín fue retratado en el gabinete fotográfico de Júdez y Larruy. El Globo y La Ilustración Española y Americana también publicaron su retrato. Más tarde fue a Madrid invitado por Felipe Ducazcal e hizo anuncios publicitarios de fajas de Morella que fabricaban Ripollés y Ferreres. En la plaza de toros de Zaragoza se enfrentó, entre otros, a José Giménez “El Sevillano”, de Alcalá de Gurrea; Antonio Laínez, de Cariñena; Joaquín Mallor, de Alcolea de Cinca; Antonio Balaguer Pascual “El Rey”, de Andorra, y Valero Nogueras, de Castejón de Monegros. En la plaza de toros de Huesca venció a Nonón, de Ayerbe, el 18 de marzo de 1883. En la de Calatayud derrotaría a Alda, de Miedes. También correría en Ateca. Y en la plaza de toros de Huesca se enfrentó el 20 de octubre de 1883 a Francisco Polo y Antonio Laínez, ambos de Cariñena. Fueron muchos más sus retos pedestres. Posteriormente haría un viaje a Paris y dos viajes a América. A su regreso, volvería a acometer nuevos retos en España. Como decía al principio, también debo destacar la figura de Jenaro, un zagal empleado en las diligencias de Oriente, que años antes llamó la atención por la ligereza de sus piernas y la resistencia de sus pulmones. Como señala Mariano Gracia en su libro “su hazaña consistió en desafiar al jinete más veloz a correr en menos tiempo la distancia que media desde la puerta del Portillo a la venta de los Caballos, situada en la carretera de Madrid, volviendo después al punto de partida. El famoso andarín verificó la apuesta y la ganó de sobras, haciendo en menos de hora y media el citado recorrido, que mide unos 22 kilómetros. Como el espectáculo era gratis, acudió a presenciarlo medio Zaragoza”. Pero a veces las historias terminan mal. Según Mariano Gracia, “un día, hallábase Jenaro con varios de sus compañeros refescando en el café Suizo. Salió a la conversación de los bebedores de lo que un hombre podía aguantar bebiendo. Jenaro, sin titubear, aceptó la apuesta de echarse al cuerpo setenta copas de ron y de anisete de un tirón. El hombre se las bebió pero después hubo que llevarlo en parihuelas al Santo Hospital donde, tras de agonías dolorosas, durmió la cogorza que había cogido en el Suizo”, Aun que Mariano Gracia no lo cuenta, posiblemente Jenaro falleció de un coma etílico. Nadie volvió a verle por las calles de Zaragoza.

 

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