domingo, 3 de diciembre de 2023

Jerez se quedó mudo

 


 Ayer, en Jerez de la Frontera, el sevillano Juan Ortega Pardo, de 33 años, que tomó la alternativa en 2014 en Pozoblanco, dejó plantada a la novia y a 500 invitados que no daban crédito a lo sucedido una hora antes de  casarse. Fue como lo de Cagancho en Almagro la calurosa tarde del 25 de agosto de 1927 cuando dio una ‘espantada’ que quedó registrada en los anales del toreo, y que también se llamaba Ortega de segundo apellido, por su madre, que era una cigarrera del barrio de Triana. El nombre artístico tuvo que ver con su padre, herrero de profesión, que hacía ganchos para romanas y solía decir: “ca’gancho a dos reales”. Había tomado la alternativa cuatro meses antes, el 17 de abril de 1927, en la plaza de Murcia toreando a “Orejillo”, de la ganadería de Carmen de Federico y siendo su padrino Rafael el Gallo. Confirmó  la alternativa en Madrid dos meses más tarde, el 22 de junio de ese año, toreando a “Naranjo”, de María Montalvo, y teniendo como  padrino a Valencia II y de testigo a Marcial Lalanda. Pero la tarde del 25 de agosto no estuvo afortunado en la plaza de Almagro y salvó el pellejo gracias a ocho guardias civiles que le protegieron de una afición colérica que veía cómo el torero cosía a estocadas al toro y le aplicaba cinco descabellos fallidos… Al final Cagancho terminó en el calabozo del cuartelillo, del que salió tras pagar una multa de 500 pesetas más otras 250 que  les impuso el gobernador civil a él y a su cuadrilla. Como debía torear al día siguiente en Almería, el gobernador civil quiso evitar  un perjuicio al empresario de aquella plaza. De no haber sido por esa razón, puede que hubiesen pasado más tiempo a la sombra. El día que tomó su alternativa, aquel torero ya apuntaba maneras. Tuvo problemas con los dos toros que le cayeron en suerte y recibió broncas desde la barrera hasta la andanada. Salió de la plaza y tuvo que ser custodiado por las fuerzas de seguridad hasta la estación de ferrocarril. No se atrevió a pisar los andenes y se marchó  protegido en un coche hasta  Alcantarilla, donde montó en el correo. Algo parecido le sucedió en Zaragoza, aunque sin llegar a tanto, el 17 de octubre de aquel año. Toreaba en el coso de la Misericordia junto a Antonio Márquez y Gitanillo de Triana toros de Concha y Sierra. En el quinto escuchó avisos y Cagancho pasó a la enfermería, donde el doctor Pérez Serrano certificó que no estaba lesionado y el presidente le obligó a volver al ruedo. El torero se negó. Ya estaba anocheciendo cuando Cagancho salió de la enfermería vestido de paisano en un automóvil hasta Casetas para tomar un tren. Lo de ahora es distinto. Juan Ortega Pardo, según parece, sufre de gamofobia, un miedo irracional a contraer matrimonio, de la misma manera que otros tiene temor a las arañas, a las avispas, o al dentista. En consecuencia, el torero tomó el olivo, saltó al callejón con maestría y puso pies en polvorosa. Nadie entendió nada, sonaron las doce del mediodía en el campanario de la iglesia y Jerez se quedó mudo.

 

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