En un artículo de Ortega
de1920, el filósofo hacía alusión a otro trabajo publicado por Antonio Zozaya relacionado con una Real Orden por la que se imponía la lectura de “El
Quijote” en todas las escuelas de Primaria. Zozaya mantenía que “El Quijote” no era lectura para
párvulos ni para adolescentes, que su
lectura no preparaba para la vida. “Lo importante –señalaba Zozaya- es que el niño
averigüe pronto qué es un ferrocarril, una fábrica o una letra de cambio”; es
decir, cosas útiles en la vida. A mi entender, todo es útil en la vida: saber cuándo
hay que plantar cebollinos, cómo se cambia un grifo de la fregadera sin montar
un pitoste y qué aparejos se deben utilizar para la pesca del bacalao en el
Atlántico Norte. Saber no ocupa lugar –solía decir mi maestro- pero requiere tiempo su aprendizaje.
Pero entiendo que a nadie se le pide que sea experto en todas las materias y
que domine todas las artes. Siempre se dijo que “El Quijote” hace reír a los niños y llorar a los mayores. Puede
que su lectura no capacite para la vida, pero tampoco la escucha de la Quinta Sinfonía de Beethoven. Zozaya fue un discípulo aventajado
de Giner de los Ríos. No se entiende
que dijera que “El
Quijote” no era lectura para infantes y adolescentes
cuando se dio la circunstancia de que fundó
la Biblioteca Económica Filosófica en
un intento de poner la gran cultura al alcance de las clases menos favorecidas.
En 1935 fue nombrado académico de Ciencias
Morales y Políticas hasta ser depurado en 1940 y dado de baja junto a Salvador de Madariaga en la RAE. En
aquellas depuraciones masivas, generalmente de maestros, tuvo mucho que ver José María Pemán (desde 1936 en la zona franquista por Decreto
del 8 de noviembre) desde que fue nombrado presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza.
Madariaga volvería a ser repuesto como académico en 1976. Aquellas depuraciones
no solo fueron punitivas sino también preventivas “para los envenenadores del
alma popular”. Zozaya, que había vivido durante su niñez en Soria, fue nombrado
“hijo adoptivo” de esa capital castellana el 20 de noviembre de 1922 “por su
prolífica labor literaria”, diez años antes de que también se nombrase "hijo adoptivo" a Antonio Machado. Pero el 30 de septiembre de 1937 se le despojó de
ese título "por la campaña periodística que había realizado a favor de los
rojos", y el 26 de noviembre de 2015 el Ayuntamiento de Soria se lo volvió
a reintegrar, ya a título póstumo. También contó con plaza y busto en Madrid, en la actualidad dedicada al general Vara del Rey, y otra calle con lápida en Baracaldo, las dos anuladas por el franquismo. La lápida de Baracaldo fue destruida a martillazos. El busto de Madrid esculpido por Santiago Rodríguez Borome, por razones que desconozco, se mantiene. Lo cierto es que el 26 de mayo de 1939 zarpaba desde el sur de Francia el buque Sinaia con 1.800 personas entre hombres, mujeres y niños hacia el exilio mejicano. Y a bordo también se encontraban él y su mujer, Leona Balza Oquendo. En 1942 aquel vapor cayó en poder de los nazis para convertirlo en hospital flotante. En 1944, ya fallecido Zozaya, el buque fue echado a pique frente a Marsella para bloquear el paso de otros barcos de guerra. Finalmente, en 1946, fue achatarrado tras haber sido reflotado.
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