sábado, 1 de septiembre de 2012

Síntomas menores



Llegó septiembre. El telescopio Wise, que lleva más de un año en estado de hibernación, como sucede con ciertos políticos de aquí, descubre millones de agujeros negros. Seguro que estaba enfocando al Ministerio de Economía. Los ciudadanos deberemos pagar desde hoy aquellos medicamentos considerados por Ana Mato, responsable del Ministerio de Sanidad, con “síntomas menores”; es decir: antiácidos, laxantes, antidiarreicos, pomadas para la artritis, fármacos para el tratamiento de afecciones inflamatorias, contra la tos, la rinitis alérgica, etcétera, etcétera. Se deja las tercianas, tan comunes en los pueblos en tiempos de Pascual Madoz, el artífice de la segunda Desamortización. No cabe duda de que aquellas patologías que son “síntomas menores” para la ministra del ramo, mantienen una muy distinta ponderación  para el ciudadano que los sobrelleva con sufrimiento. Cuenta “Libertad Digital” que “los duques de Palma ponen en venta su palacete de Pedralbes  y que se les ha visto a bordo de un modesto coche, un modelo de 1995. “¿Uno de color obsceno, verdad?”, “Hombre, no sé… Creo que es verde”. El pasado viernes escribí un post (“Qué pintamos en Afganistán”) y al coronel Luis Cebrián Carbonell, destacado en esa zona conflictiva, le ha faltado tiempo para escribirme manifestando que soy un pobre hombre escribiendo mis pensamientos en internet. Parece cabreado como un mono. A este militar, cuyo valor se le supone, le incomoda, como les incomoda a muchos milicos cuarteleros, que los ciudadanos, quienes pagamos su sueldo de funcionarios de uniforme con nuestros impuestos, podamos pensar por nuestra cuenta y expresarnos en el medio que nos dé la gana. Claro, no ofende el que quiere sino el que puede. Primero me llama Miranda, una hora más tarde (por lo visto se había dejado algo en el tintero) me llama Medina. Menos mal que no hubo una tercera “carga de profundidad”, que de haber sido así tal vez me hubiera llamado Munuera, o Madurga, o Morenés, que todas empiezan por la letra eme. Yo sólo había escrito que un artefacto explosionó cuando una columna de vehículos militares atravesaba el conflictivo cruce de Sabzak, entre la provincia de Badghis y la provincia de Herat y que el propio coronel había explicado a los periodistas que desde el vehículo en que viajaba no llegó a escuchar la deflagración, que se le comunicó por radio. Dicho eso, añadía en mi post que, sí  me encuentro pescando en el Jalón, cerca de Calatayud, mal puedo escuchar las campanas del Pilar, para referirme de alguna manera a que la vida del coronel Cebrián no corrió peligro en ningún momento, de lo cual me alegro. En fin, llegó septiembre, estamos más empobrecidos con la subida del IVA y ya sólo nos queda esperar a que se cumplan los malos agüeros del presidente Rajoy. Los protervos presagios del Calendario Maya producen en nuestro apuntalado ánimo “síntomas menores”, que se remedian con sólo aplicar “Laxén Busto” como mano de santo para  ayudar a exonerar el vientre sobre determinados organigramas ministeriales.

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