¡Ay, llora mi nena!
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de
Santamaría, le ha dicho a Joaquín
Almunia que “el rescate se decidirá cuando las cosas estén atadas y bien
atadas”. ¿De qué me suena eso? Ah, sí, de Franco. Joaquín Almunia desea que Mariano
Rajoy pida el rescate cuanto antes y Merkel le ha dicho a Rajoy que no lo pida,
al menos de momento. Me viene a la mente la canción cubana que canta Elíades
Ochoa acompañado del Cuarteto Patria: “Enrique aconseja a d’Ors, / Torres me
quiere dejar; / yo metida en la sabana / por culpa de otra mujer/ Torres me
quiere dejar, / ¡Ay, llora mi nena!...”. Esperanza Aguirre, la condesa
consorte, se marcha de la
Comunidad de Madrid a la francesa y como alma que lleva el
diablo, con las mismas prisas que las de aquel día en que salió de Bombay con
los calcetines puestos y dejando a su suerte al resto de la comitiva que la
acompañaba. ¿Se acuerdan de Pimentel? Cerró la puerta de su despacho sin
molestarse en apagar la luz, tomó un taxi, se despidió de los lideres sindicales
y hasta luego, Lucas. El Rey, en la página web de la
Casa Real, lanza un mensaje en relación con
las pretensiones secesionistas de Artur Mas: “No son estos tiempos buenos para
escudriñar en las esencias ni para debatir si son galgos o podencos”; y Pérez
Rubalcaba, en el Ente Público (quién te ha visto y quién te ve, Bernabé),
afirmaba anteayer por la noche que “el Estado dejó las cuentas impecables” a la
salida de los socialistas del Gobierno. Pero lo más importante, si cabe, de
todo lo que aclaró el jefe de la
Oposición, fue que “en Cataluña hay una situación difícil,
pero no es un ‘lío’ ni una ‘algarabía’ sino un problema político”, y yo
añadiría que de complicada solución. Ya ven cómo está el patio. Ahora resulta
que cobran a un euro la entrada al Santuario de la Misericordia de Borja
por visitar el eccehomo y los abogados de Cecilia Jiménez, la autora del
desaguisado, ya estudian pedir derechos de autor. Y el pensador francés
Jean-Luc Nancy, que ha abierto las III Jornades Filosòfiques de Barcelona, nos dice que La Sagrada Familia
no es un templo, que es Disneylandia. Sí, creo que es mejor no escudriñar en
las esencias.
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