Se dice “quedar como Cagancho en
Almagro” cuando se hacen las cosas verdaderamente mal y en público. En agosto
de 1927, Joaquín Rodríguez, Cagancho, no cumplió con las exigencias de unos
aficionados que había llegado a Almagro hasta subidos a los estribos de los
trenes y que habían pagado en Ciudad
Real auténticas fortunas en la reventa por ver una corrida donde, a la postre,
el torero se mostró distante y cobarde con los toros que le habían caído en
suerte. Casi noventa años más tarde ha sido Rafael Soto Moreno, Rafael de Paula,
quién ha dado la “espantá”. Sucedió el pasado jueves en el Parador de Ronda.
Ciertos clientes del Parador, que forman la peña “Los amigos de la Goyesca”, quisieron
homenajear al torero jerezano retirado otorgándole la llave de oro del Parador.
Pero De Paula, en vez de agradecer el reconocimiento, arremetió contra todo lo
que se movía, o sea, contra Gonzalo Fernández, director del Parador; contra el
extorero y pintor Humberto Parra, creador de la imagen que sirvió para ilustrar
la carta de la invitación a la gala; contra la alcaldesa, Maria Paz Fernández,
que había llegado al acto unos minutos tarde, y contra su propio hijo, Jesús
Soto, que había presentado momentos antes su libro “"Entre clamores y
espantás. El soplo del toreo". Decía Curro Romero en una entrevista al
Diario de Jerez: “"La reacción del toro no la sabe nadie. Un toro es
imprevisible”. La reacción de Rafael de Paula en el Parador de Ronda también
fue imprevisible. Los presentes, que sólo deseaban agradar al torero, se quedaron
con un mal sabor de boca. La “espantá” de Paula no estaba en el guión. Pese a
haber visto el video, ahora no recuerdo si éste recogió de la mesa la llave de oro del Parador para
llevársela a Jerez. Da igual. Va a ser difícil que esa llave le pueda abrir las
puertas en otros homenajes. Ya lo dijo Cagancho aquel malhadado día: “Lo que no pue zé, no pue zé”.
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