Ya se conoce que el juez Ruz ha
recibido de Hacienda un informe en el que se le comunica que la ministra Ana Mato y su entonces marido Jesús
Sepúlveda, exalcalde de Pozuelo de Alarcón, recibieron “parte del viaje de a
Disneyland París en 1998, asumido por Gürtel. “Ese ‘regalo’, como lo denomina la Agencia Tributaria,
tuvo un valor de, ‘al menos’, 3.635 francos franceses de la época”, para hacer
un viaje a Disneyland París y que pagó Correa, siendo ella diputada nacional por el PP, y que “también
viajó gratis total gracias a las dádivas de Correa a Dublín en 1999”. Pero Ana Mato ha
señalado a los medios que ella no estaba enterada de nada. Este es un país de
sordos, ciegos y mudos. Me viene a la cabeza cuál es el colmo de los colmos, o
sea, que un mudo le diga a un sordo que un ciego le está espiando. Aquí, según
parece, el sordo es Rajoy, que no quiere enterarse de lo que sucede a su
alrededor; la muda es Mato, que no tiene el arranque necesario como para pedir
su dimisión irrevocable en el Ministerio de Sanidad una vez conocido el informe
de Hacienda; y el ciego, en este caso la ciega, es De Cospedal, que se ha
puesto de perfil. Todos se miran de reojo, se espían entre bambalinas y “nadie
sabe nada”. Por si ello fuera poco, unos y otros se han puesto celosillos:
Rubalcaba de Felipe González, ya que el
mismo día que Felipe era recibido por Rajoy en la Moncloa, Aznar aparecía en
la cadena de Lara hisopo en mano, como el padre Pilón. Salarios a la baja, paro
en alza e impuestos por las nubes. Es lo que hay. Y, para más inri, Felipe y
Rajoy se encontraban en París el pasado martes y asistían al mismo foro sobre
el empleo juvenil. Rubalcaba se sentía “puenteado”. Y Rajoy, por otro lado, se
ha hecho el mudo al no saber asimilar el “efecto Aznar” y sus críticas por la
manera de manejar el actual presidente del Gobierno el tema de los impuestos. Ahora
Rubalcaba asegura, en un intento de aproximación al PP, que todo está a punto para que se cree un
gran pacto. Tenemos que tocar madera. El bipartidismo se está hundiendo, de
acuerdo con los últimos datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, y
Rubalcaba no desea en lo que queda de legislatura tener que hacer de figurante
de opereta, para terminar asumiendo el papel de músico en la cubierta del
Titánic.
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