Las leyes están hechas para ser
respetadas y todo ciudadano que no las respeta queda automáticamente fuera de
la ley. Entendido eso, recuerdo que en España existe la Ley 42/ 2010 de 30 de diciembre, que entró en
vigor el 2 de enero de 2011. También recuerdo que esa ley modificaba otra de
2006. En esa nueva ley se extendía la prohibición de fumar en cualquier espacio
colectivo abierto al público e incluso en algunos lugares abiertos, como
hospitales, proximidad de colegios, parques infantiles, etcétera. Se exceptúa
en salas habilitadas en establecimientos psiquiátricos de larga duración y en
las cárceles. Pues bien, sorprende ahora que el ministro Soria sea favorable a
relajar la “ley antitabaco” en los futuros casinos de Eurovegas, en Alcorcón,
por el hecho de que así lo demande Sheldon Adelson. Ese sería, de producirse,
el tercer cambio normativo por complacer los deseos de ese rico judío americano al que le gustan los trajes a
medida. Las dos modificaciones de leyes anteriores exigidas por ese americano
estaban relacionadas con las alturas de los edificios de los casinos y con
determinadas bonificaciones por creación y mantenimiento de empleo, con la
exención de la cantidad que resulte de aplicar a la base imponible de la tasa
un tipo del 0’1 % por cada 100 trabajadores que integren la plantilla media en
cada periodo. El ministro Soria, que lo es de Industria, Energía y Turismo,
respondiendo a la pregunta de un periodista dijo hay que tener “siempre muy en
consideración” que se trata de una “inversión muy cuantiosa”. Pues por esa extraña “consideración”, que a
los turistas se les permita hacer en nuestro país lo que les venga en gana,
“considerando” que el turismo es nuestra principal fuente de ingresos;
verbigracia: orinar en las esquinas; organizar orgías hasta altas horas de la
madrugada en el apartamento alquilado aunque no pueda dormir el resto de los
vecinos del inmueble; fumar en los bares y restaurantes; utilizar con
preferencia sobre los españoles los servicios médicos; conducir ebrios; romper
botellas en medio de la calle, etcétera. Hay que pensar que “se trata de una
inversión muy cuantiosa” para el Tesoro Público, ya que los datos de 2011
señalan que los turistas internacionales dejaron en nuestro país alrededor de 49.000
millones. A mi entender es lícito que un extranjero pueda montar negocios en
España, siempre que éstos se adapten a la legislación vigente. Pero modificar
las leyes en vigor por favorecer tales iniciativas es, además de un dislate,
una falta de responsabilidad de los parlamentarios y una falta de respeto a los
ciudadanos españoles que luchan cada día por intentar salir adelante. En
consecuencia, si Adelson quiere poner casinos en España, nada que objetar, pero
respetando las leyes vigentes en un Estado de Derecho y que deben ser iguales
para todos.
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