Leo que dos guardias civiles
recorrerán 829 kilómetros en
bicicleta, o sea, un kilómetro por cada ciudadano asesinado por ETA, al tiempo
que Guillermo Toledo Monsalve, más conocido como Willy Toledo, anunciaba en una
entrevista el pasado 27 de abril en la cadena venezolana TeleSur que piensa irse a vivir a La Habana y que en España “hay
que crear un nuevo Frente Popular para asaltar el poder” y “lo injusto que se
es en España con los presos de ETA”. ¡Chupa del frasco! A mi entender, los españoles
deberíamos pagar a escote el viaje de ida de Willy Toledo a Cuba y dejarle abonados una docena de mojitos en La Bodeguita del Medio. La
cuestión es que se largue de una vez y que no regrese. Lo dejó escrito Nicolás
Guillén: “Marejadas de añejo, de otra zona. / Brindo porque la historia se
repita”. Willy Toledo desea que echemos hacia atrás la moviola de la historia
sin calibrar sus consecuencias. Nicolás Guillén, autor de esos versos, estuvo
en España en 1937, a
fin de poder participar en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Willy Toledo, en
cambio, cada vez que hace declaraciones la caga pata abajo y confunde la
realidad de un Estado de Derecho con “El
club de la comedia”. No conozco a esos dos guardias civiles que van a ponerse a
pedalear en recuerdo de los ciudadanos asesinados por la banda terrorista y sí
que me gustaría estrecharles la mano. Yo viví varias temporadas veraniegas en
un determinado pueblo costero de Guipúzcoa en la década de los 70 y todavía recuerdo
el desprecio cruel y gratuito de tenderos y de ciertos vecinos locales
presentes en la tienda hacia las esposas y los hijos de aquellos guardias
civiles que habitaban en la casa-cuartel y que no hacían cosa distinta a
cumplir con su deber. Para aquellos vecinos locales y para aquellos tenderos,
las mujeres e hijos de aquellos miembros de la Benemérita eran
despreciables “txakurros” que hablaban con marcado acento extremeño o andaluz.
Reconozco que sentía vergüenza ajena y que en algunas tiendas dejé de
comprar por su sórdida actitud y,
también, por dignidad.
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