Existen números que sirven para un roto
y para un descosido. Uno de ellos es el 33. Te ausculta el médico y pide que
digas “33” cuanto te explora con el fonendoscopio. Es el número que se asigna a
la edad de Cristo cuando murió en la
cruz, y también el artículo que se aplica cuando se comete una injusticia, tal
como colocar a un “enchufado” a dedo en un puesto de responsabilidad que no le
corresponde. Cuando alguien “aplica el artículo 33” para tomar una determinación,
la injusticia parece asegurada. El número 33 tiene una gran importancia
esotérica en la numerología. También en la masonería es un número maestro, el
número que se corresponde con el máximo grado en el Rito Escocés, el de gran
maestre. En Barcelona, en el templo inconcluso de la Sagrada Familia, existe el
“cuadro mágico” de Antonio Gaudí
donde se observa una variedad de números del 1 al 15 que sumados de cualquier
manera, bien en horizontal, vertical o diagonal, dan siempre el número 33.
Sucede lo mismo en el Parque Güell,
donde sumados sus escalones también suman esa cifra. Pero la expresión “hacer
las cosas por el artículo 33” se aplica en el lenguaje coloquial español cuando
no existen razones ecuánimes para que alguien con responsabilidad bastante tome
determinas medidas. Es una reminiscencia franquista relacionada con derogado Fuero de los Españoles, promulgado en
1945 y que durante 40 años fue el sursum
corda de un régimen político totalitario que amenazaba con perpetuarse. En
su artículo 33 se establecía que los derechos ciudadanos
podían ejercerse siempre que no atentasen “contra la unidad espiritual, nacional y
social de España”, quedando, por tanto, supeditado ese artículo
al arbitrio del legislador. El Fuero de los Españoles, de 17 de julio de 1945
fue modificado por la Ley Orgánica del Estado de 10 de enero de 1967, aprobado
por Decreto 779/1967, de 20 de abril (BOE número 95 del día siguiente). Formó
parte de una de las ocho Leyes Fundamentales del Reino: Fuero del Trabajo
(1938), Ley Constitutiva de las Cortes (1942), Ley del Referéndum Nacional
(1945), Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947), Ley de Principios del
Movimiento Nacional (1958), Ley Orgánica del Estado (1967) y Ley para la
Reforma Política (1977). Es curiosa la relación del número 33 con las
religiones, con el arte, con la política, con los fantasmas y hasta con la
bomba atómica. Pero todo ello requeriría un capítulo aparte.
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