miércoles, 14 de marzo de 2018

Mejor, cuando lo matan




Decía el añorado Manuel Martín Ferrand que, en España, las apariencias alcanzan jerarquía de realidad. Es fácil de entender, más aún, con la llegada de la Semana Santa, donde una gran parte de la ciudadanía de pueblos y ciudades actúan de figurantes, con tambor o sin tambor, para  llamar la atención de curiosos turistas que llenan casas de turismo rural, hoteles, restoranes y terrazas callejeras. Por ejemplo, el diario Heraldo de Aragón comenta hoy que “Zaragoza ultima su segundo acontecimiento turístico, la Semana Santa”.  Supone 20 millones de euros de los 590 que genera el turismo en la ciudad. Aunque no se dice cuál es el primero, supongo que se referirá las fiestas pilaristas de octubre.  En la ciudad en la que resido, Zaragoza, en una semana se producen 53 procesiones  a cargo de 25 cofradías. Las procesiones no dejan de ser performances que no se basan en la provocación de otras artes escénicas, sino en el fervorín hacia una Dolorosa y un Crucificado  donde queda reflejada y escenificada toda la crueldad de un  viacrucis doloroso que terminó en el monte Calvario.  Y, como digo, salen peanas a la calle con tallas diversas, algunas de gran valor, entre humo de incienso, olor a cirios, manolas de peineta, capirotes, terceroles y el catapúm chin chin de bombos, timbales y tambores que retumban entre callejuelas. Decía el sevillano José Antonio Garmendia, aquel paseante por las cercanas calles a la Alfalfa, y el Arenal, a propósito de su libro “La Pasión llena de Gracia”, que a él no le gustaban mucho lo del nacimiento las fiestas de Navidad, que prefería cuando lo mataban, refiriéndose a la Semana de Pasión.  Aquel libro no era cosa distinta que una sucesión de anécdotas y curiosidades de la Semana Santa sevillana. Antonio Burgos, en las páginas de ABC también tiene su gracia. Así, en “Bajada del Bacalao” ( ABC de Sevilla, 10/03/2018)  cuenta: “Si el Marqués de Tarifa no llega a ir a Tierra Santa y se trae el Vía Crucis de la Cruz del Campo, nos deja sin Semana Santa; igual que Pilatos, el pretor romano de la palangana que convocó primarias entre Cristo y Barrabás para lavarse las manos”. Supongo que Burgos se refiere a Fabrique  Enríquez de Ribera y su manuscrito de su “Viaje a Jerusalén”  efectuado entre 1518 y 1520 (donde da cuenta de la caída de Rodas en manos de los turcos)  y del que existe una edición sevillana de Francisco Pérez de 1606 y el legajo 9355 de la Biblioteca Nacional. Si algún lector está interesado en el tema puede encontrar el ensayo de Vivenç Beltran Pepió: “El ‘Viaje a Jerusalén’ del Marqués de Tarifa: un nuevo manuscrito y los problemas de composición”,  publicado por la Universitat de Barcelona. Se puede encontrar fácilmente en el portal de la  Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. 

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