Mejor, cuando lo matan
Decía el añorado Manuel Martín Ferrand que, en España,
las apariencias alcanzan jerarquía de realidad. Es fácil de entender, más aún,
con la llegada de la Semana Santa, donde una gran parte de la ciudadanía de
pueblos y ciudades actúan de figurantes, con tambor o sin tambor, para llamar la atención de curiosos turistas que
llenan casas de turismo rural, hoteles, restoranes y terrazas callejeras. Por
ejemplo, el diario Heraldo de Aragón
comenta hoy que “Zaragoza ultima su segundo acontecimiento turístico, la Semana
Santa”. Supone 20 millones de euros de
los 590 que genera el turismo en la ciudad. Aunque no se dice cuál es el
primero, supongo que se referirá las fiestas pilaristas de octubre. En la ciudad en la que resido, Zaragoza, en una semana se
producen 53 procesiones a cargo de 25
cofradías. Las procesiones no dejan de ser performances
que no se basan en la provocación de otras artes escénicas, sino en el fervorín
hacia una Dolorosa y un Crucificado donde queda reflejada y escenificada toda la crueldad
de un viacrucis doloroso que terminó en
el monte Calvario. Y, como digo, salen
peanas a la calle con tallas diversas, algunas de gran valor, entre humo de
incienso, olor a cirios, manolas de peineta, capirotes, terceroles y el catapúm
chin chin de bombos, timbales y tambores que retumban entre callejuelas. Decía
el sevillano José Antonio Garmendia,
aquel paseante por las cercanas calles a la Alfalfa, y el Arenal, a propósito
de su libro “La Pasión llena de Gracia”,
que a él no le gustaban mucho lo del nacimiento las fiestas de Navidad, que
prefería cuando lo mataban, refiriéndose a la Semana de Pasión. Aquel libro no era cosa distinta que una
sucesión de anécdotas y curiosidades de la Semana Santa sevillana. Antonio Burgos, en las páginas de ABC también tiene su gracia. Así, en “Bajada del Bacalao” ( ABC de Sevilla, 10/03/2018) cuenta: “Si el Marqués de Tarifa no llega a ir a Tierra Santa y se trae el Vía
Crucis de la Cruz del Campo, nos deja sin Semana Santa; igual que Pilatos, el pretor romano de la
palangana que convocó primarias entre Cristo
y Barrabás para lavarse las
manos”. Supongo que Burgos se refiere a Fabrique Enríquez de Ribera y su manuscrito de su “Viaje a Jerusalén” efectuado entre 1518 y 1520 (donde da cuenta
de la caída de Rodas en manos de los turcos) y del que existe una edición sevillana de Francisco Pérez de 1606 y el legajo
9355 de la Biblioteca Nacional. Si algún
lector está interesado en el tema puede encontrar el ensayo de Vivenç Beltran Pepió: “El ‘Viaje a Jerusalén’ del Marqués de Tarifa:
un nuevo manuscrito y los problemas de composición”, publicado por la Universitat de Barcelona. Se puede encontrar fácilmente en el
portal de la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
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