viernes, 21 de septiembre de 2018

Fuentes, gaitas y zanfonas


Por Balbino Lozano me entero de que existen trece fuentes en Zamora si no tenemos en cuenta la desaparecida fuente de san Martín: “La fuente de los Compadres, la  fuente de la Carmela, la  fuente de las Llamas, las fuentes Gemelas, la fuente del Rabiche, la fuente de la Cruz Mocha, la fuente de la Salud, la fuente de Valdemoro (junto a La Aldea), la fuente de la Alberca (a la que acudieron tanto tiempo las lavanderas),  la fuente del Dornajo, la fuente de Valorio, la fuente de Guimaré, y la fuente de Carpinteros”, siempre haciendo caso a Joaquín del Barco, que el 22 de septiembre de 1906 las señalaba en El Correo de Zamora (fundado nueve años antes) bajo el título "Cosas de la tierra mía". A  cada una de las catorce fuentes le dedicaba un corto verso. Joaquín del Barco fue un hombre muy popular  en Zamora a finales del siglo XIX y principios del XX, e hizo un gran esfuerzo por conservar el folclore leonés, más concretamente coplillas zamoranas heredadas de padres a hijos  que se estaba perdiendo. Su libro “La gaita zamorana: cantares”, con prólogo del médico amigo suyo Miguel Ramos Carrión (Imp. de Calamita, Zamora. 1899) es el mejor ejemplo de ello. Por otro artículo, “La gaita zamorana” de Balbino Lozano  (El Correo de Zamora, 19/02/16) tuve conocimiento de la existencias de “otro artilugio musical con trazas de una panzuda guitarra con manubrio que transporta a tierras de Sayago, Aliste, Sanabria o La Carballeda”, ya conocida por Cervantes, “como pone de manifiesto en el capítulo XX de la segunda parte de la obra cervantina cuando narra las Bodas de Camacho; después de evocar las copiosas viandas, los postres y las bebidas que se consumieron en el festejo”.  Se cuenta en El Quijote: “También le pareció bien otra que entró de doncellas hermosísimas, tan mozas que, al parecer, ninguna bajaba de catorce ni llegaba a diez y ocho años, vestidas todas de palmilla verde, los cabellos parte trenzados y parte sueltos, pero todos tan rubios, que con los del sol podían tener competencia, sobre los cuales traían guirnaldas de jazmines, rosas, amarantos y madreselvas compuestas. Guiábalas un venerable viejo y una anciana matrona, pero más ligeros y sueltos que sus años prometían. Hacíales el son una gaita zamorana, y ellas, llevando en los rostros y en los ojos a la honestidad y en los pies a la ligereza, se mostraban las mejores bailadoras del mundo". Ya puede ver el lector. He comenzado haciendo un inventario de las fuentes de Zamora y he terminado escribiendo sobre la zanfona, que algunos confunden con la gaita zamorana. Y no es así. La gaita zamorana, como la gallega, la asturiana o la cántabra, es un instrumento de viento donde se almacena aire en un odre a través de un tubo llamado puntero y donde de ese odre sale el aire a través de un segundo tubo con perforaciones llamado portaviento. La zanfona o zanfoña, en cambio,  es un cordófono frotado; es decir, instrumento de cuerdas que suena al darle vueltas a un manubrio o a un cilindro armado de púas. Nada que ver una cosa con la otra.

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