Desde
2016 se celebra en Calatayud el performance “La
Dolores, un viaje en el tiempo” que consiste en una recreación de esa
entrañable Ciudad en el siglo XIX, donde en un ambiente de época se rememora la
ya legendaria figura de Dolores Peinador,
sobre la que hay referencia de la existencia de siete óperas o zarzuelas,
veinte obras dramáticas, más de cincuenta composiciones musicales y cinco películas.
Pero descubro un chat (10/06/2016) en un blog
de Miriam Tarazona (“Dentro del misterio”) donde, bajo el
epígrafe “La leyenda de la Dolores, la de
Calatayud” puedo leer algo que
desconocía. Miriam Tarazona, a partir de un autógrafo de Dolores Peinador
intenta “descubrir” cómo era su temperamento. Y la grafología arroja el
siguiente resultado:
“Se trata de
una persona individualista y desconfiada respecto al entorno social, con mente
de deducción rápida y temperamento nervioso. Es muy reservada respecto a sus
emociones y sentimientos. De personalidad muy acusada, gusta de guardar las
distancias. No rehúye la polémica, es más, le agrada, pero su actuación social
es conciliadora. De ideales elevados, con apreciada finura intelectual y
espiritual. Posee mucha iniciativa y combatividad, con grandes deseos de
emerger”.
A
mi entender, no es difícil revelar el temperamento de Dolores Peinador una vez
conocida la biografía del personaje. Algo parecido, mejorando lo presente,
podría haberse deducido de la grafología de Doloretes, personaje ficticio de Carlos Arniches, plasmado en una zarzuela en un acto y tres cuadros
con música de Amadeo Vives y estrenada en el Teatro Apolo de Madrid el 28 de julio de 1901. Se trata de un mito
muy parecido al de la Dolores en la zona de Alicante con un argumento sencillo:
“el tío Pere y la tía Tona viven preocupados por su nieto Visentico,
que lucha en la guerra de Filipinas. Al regreso de la guerra, Visentico
descubre que su novia Doloretes le ha sido infiel con Nelo, el hijo del
alcalde y del que Doloretes se ha enamorado. Visentico jura venganza, que se
cumple cuando Nelo descubre que Doloretes había ya conocido a otros muchos
hombres antes que él. Por cierto, existe una famosa pintura de Doloretes, obra
de Cecilio Pla, plasmada en la
portada de “Blanco y Negro” del
08/11/1902; ejemplar que por fortuna debe de estar por casa.
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