Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta
del Gobierno con Rajoy, que tuvo
hasta el CNI en sus manos, ha dejado claro que abandona todo, escaño en el
Congreso y posible hueco en la Ejecutiva del Partido Popular, excepto su
militancia. Como dice hoy Jesús Cacho
en Vozpópuli: “Ella aceptó encantada
ese poder gregario, pero antes se blindó a conciencia. Jamás una mancha, la
mierda de una paloma volandera cayendo en su solapa. Protegida hasta los
dientes. Blindada por una muralla de silencio dentro de Moncloa, y por el foso
de los leones que fuera componían los acuerdos secretos alcanzados con todos
los grandes de la comunicación. Jamás su nombre en un escándalo de los muchos
amasados por el PP. El amigo Cebrián
le cubría el flanco de la izquierda (bien que se lo cobró el rico progre); el
amigo Casals hacía lo propio en la
vertiente de derechas. (…) “Sorprende que esta mujer que se tomaba sus
apariciones públicas de los viernes como si de un ejercicio de oposiciones se
tratara, todo aprendido de memoria, tuviera la osadía de presentarse a
primarias, tan ligada como estaba al desastre Mariano, tan consciente como por fuerza tenía que ser del escaso
cariño que despertaba en el partido, de su nulo anclaje con las bases populares. Sorprende sobre todo
después del espectáculo para la historia –novela negra de la más negra historia
de la derecha española- que supuso la tarde del jueves 31 de mayo, moción de
censura en el Congreso, el bolso de la dama reposando inquieto en el escaño vacío
de Mariano, mientras Mariano, tocata y fuga, suprema cobardía, se ponía de
whisky hasta el moño en un garito de la calle Alcalá, y en el Parlamento se
torcía, quien sabe si para 12 años, dice el yerno del suegro, o para un siglo,
el rumbo de España”. (…) “Un bolso latiendo en un escaño vacío como metáfora
del saco sin fondo al que han ido a parar los sueños de un país hoy tironeado
por la jauría de los pregoneros del odio, la revancha y la partición. Los
sueños de un país que sigue sin encontrarse, sigue sin vivir en sí, sin hallar
su ritmo, su senda hacia el futuro, su camino hacia esa sociedad abierta y
tolerante, respetuosa con el pasado y ansiosa de un futuro mejor. Un país
constantemente zancadilleado por pillos, pillastres, ladrones, sinvergüenzas, pájaros
de mal agüero y listísimas boquitas de piñón, cuando no sencillamente por
canallas hijos de mala madre”. Se marcha Soraya.
Que le vaya bonito.
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