domingo, 28 de julio de 2019

Abandono



Los lugares abandonados producen unas veces nostalgia de un pasado que no volverá; otras, una rara sensación de escalofrío. Hay pueblos desiertos en los que se respira una cierta zozobra y sitios que recuerdan tiempos de mayor esplendor: entre ellos el sanatorio de Cesuras (La Coruña), un edificio modernista para tuberculosos cuyas obras se paralizaron en 1930 sin haber llegado a funcionar. Fue construido por el arquitecto Rafael González Villar en 1927;  la estación de Canfranc, inaugurada en 1928 por Alfonso XIII y que hace pocos años se quiso adecuar para hotel, pero las obras siguen paradas; el viejo y fantasmal pueblo de Belchite, arrasado durante la Guerra Civil;  el palacio de El Canto del Pico, en Torrelodones,  de estilo eclecticista construido en 1920 y regalado a Franco por José María del Palacio Abárzuza. En su predio falleció Antonio Maura el 13 de diciembre de 1925 al caerse de unas escaleras como consecuencia de un derrame cerebral; las viejas azucareras, desparramadas por todo el territorio; el monasterio de san Pedro de Arlanza (Burgos), ubicado en Ortigüela, cerca de Covarrubias y que funcionó desde el año 912 hasta la Desamortización de 1835; etcétera. Si bien fueron abandonados sanatorios, fábricas, monasterios y pueblos enteros, también fueron abandonados barcos mercantes. Sirva como ejemplo el barco “Américan star”, que comenzó a navegar en 1939 como “S.S. América”, tras ser amadrinado por  Eleanor Roosevelt y entregado a sus propietarios el 2 de agosto de 1940. Tuvo un coste de 18 millones de dólares. Durante la Segunda Guerra Mundial  fue militarizado con el nombre de “U.S.S.Westpoint” y sirvió para el traslado de tropas y en la década de los 80 se transformó en crucero de lujo, para más tarde convertirse en cárcel flotante. Había sido devuelto a United States Lines en 1946, que hubo de gastarse otros 6 millones de dólares para su acondicionamiento. Más tarde pasó a otros propietarios, teniendo nombres como “S.S. Australis”,  “S.S. Italis”, “S.S. Noga” y “S.S. Alferdoss”, respectivamente.  En la actualidad permanece encallado en las playas de Garcey (Fuerteventura). En 1978 fue vendido a la neoyorquina Ventura Cruises por 5 millones de dólares, el barco recobró el nombre de “S.S. America” y fue destinado a cruceros cortos por Nueva Inglaterra, pero la informalidad demostrada, las reclamaciones de sus clientes, la mala gestión y una inspección de sanidad condujeron en pocos días al embargo y la subasta, siendo  readquirido por Chandris el 28 de agosto del mismo año por un precio inferior al de su peso en chatarra y conducido a El Pireo. Cambió de mano en 1993 por la compañía Chaophraya por 2 millones de dólares. El 15 de enero de 1994, con las hélices desmontadas y propulsado por el remolcador ucraniano Neftegaz 67”, el barco se dirigía con la intención de hacer escala en el Puerto de La Luz y de Las Palmas, pero una tremenda tormenta dejó el barco a la deriva. El barco terminó en partirse en dos con el fuerte oleaje. Y allí se quedó, como se queda varada una caracola en la arena.

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