Los lugares abandonados producen unas veces nostalgia
de un pasado que no volverá; otras, una rara sensación de escalofrío. Hay pueblos
desiertos en los que se respira una cierta zozobra y sitios que recuerdan
tiempos de mayor esplendor: entre ellos el sanatorio de Cesuras (La Coruña), un
edificio modernista para tuberculosos cuyas obras se paralizaron en 1930 sin
haber llegado a funcionar. Fueconstruido por el arquitecto Rafael González Villar en 1927; la estación de Canfranc, inaugurada en 1928 por
Alfonso XIII y que hace pocos años
se quiso adecuar para hotel, pero las obras siguen paradas; el viejo y
fantasmal pueblo de Belchite, arrasado durante la Guerra Civil;el palacio de El Canto del Pico, en
Torrelodones, de estilo eclecticista
construido en 1920 y regalado a Franco
por José María del Palacio Abárzuza.
En su predio falleció Antonio Maura el 13 de diciembre de 1925
al caerse de unas escaleras como consecuencia de un derrame cerebral; las viejas azucareras, desparramadas por todo el
territorio; el monasterio de san Pedro de Arlanza (Burgos), ubicado en Ortigüela,
cerca de Covarrubias y que funcionó desde el año 912 hasta la Desamortización
de 1835; etcétera. Si bien fueron abandonados sanatorios, fábricas, monasterios
y pueblos enteros, también fueron abandonados barcos mercantes. Sirva como
ejemplo el barco “Américan star”, que
comenzó a navegar en 1939 como “S.S.
América”, tras ser amadrinado porEleanor Roosevelt y entregado a sus
propietarios el 2 de agosto de 1940. Tuvo un coste de 18 millones de dólares. Durante
la Segunda Guerra Mundial fue
militarizado con el nombre de “U.S.S.Westpoint”
y sirvió para el traslado de tropas y en la década de los 80 se transformó en
crucero de lujo, para más tarde convertirse en cárcel flotante. Había sido devuelto
a United States Lines en 1946, que hubo
de gastarse otros 6 millones de dólares para su acondicionamiento. Más tarde
pasó a otros propietarios, teniendo nombres como “S.S. Australis”, “S.S. Italis”, “S.S. Noga” y “S.S.
Alferdoss”, respectivamente. En la
actualidad permanece encallado en las playas de Garcey (Fuerteventura). En 1978
fue vendido a la neoyorquina Ventura
Cruises por 5 millones de dólares, el barco recobró el nombre de “S.S.
America” y fue destinado a cruceros cortos por Nueva Inglaterra, pero la
informalidad demostrada, las reclamaciones de sus clientes, la mala gestión y
una inspección de sanidad condujeron en pocos días al embargo y la subasta,
siendo readquirido por Chandris el 28 de agosto del mismo año
por un precio inferior al de su peso en chatarra y conducido a El Pireo. Cambió
de mano en 1993 por la compañía Chaophraya por 2 millones de dólares. El 15 de enero de 1994, con las
hélices desmontadas y propulsado por el remolcador ucraniano “Neftegaz
67”, el barco se dirigía con la intención de hacer escala en el
Puerto de La Luz y de Las Palmas, pero una tremenda tormenta dejó el barco a la
deriva. El barco terminó en partirse en dos con el fuerte oleaje. Y allí se
quedó, como se queda varada una caracola en la arena.
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