lunes, 29 de julio de 2019

Maura



Ayer, en mi chat, hacía referencia a pueblos, sanatorios, palacetes e incluso barcos abandonados. Y entre esos lugares fantasmagóricos nombraba el abandonado Palacio de El canto del Pico, en Torredolones, que terminó regalando su propietario, José María del Palacio Abárzuza a Franco y que hoy está en ruinas. Un palacio donde el 13 de diciembre de 1925 había muerto de forma repentina Antonio Maura como consecuencia de un derrame cerebral. Tenía 72 años. Sobre el Antonio Maura político está todo suficientemente documentado. De él dijo Javier Tusell que se percibía a sí mismo como “un cisne de plumaje blanco sobre una ciénaga”. No sé. Lo cierto es que, como recordaba Alexis Romero (ABC, 17/09/18), tras haber sido cinco veces presidente del Consejo de Ministros, “en 1913, tras más de 30 años como diputado en las Cortes Generales por Palma de Mallorca y otros tantos al frente del Partido Conservador, Maura dejó la política, en gran parte por culpa de las enemistades que se había granjeado durante su carrera por su afán regenerador”. Existe un manuscrito, “La isla de ayer”, donde se cuentan en forma de memorias los recuerdos de Antonio Maura narrados por su sobrino Manuel Maura Salas (Palma, 1892) durante su niñez en Mallorca. Manuel Maura Salas era hijo del conocido pintor Francisco Maura Montaner. Durante la República apostó por el Partido Republicano Conservador, como hizo su primo Miguel Maura. Pues bien, ese manuscrito fue sido rescatado del olvido  por su nieta Soledad Fox Maura y publicado por Editorial Renacimiento. Se cuenta en aquel libro (publicado en la década de los 50) que estaba “escandalizado por aquello que llaman turismo” y que para él se trataba de “una invasión incruenta, pero invasión al fin y al cabo”. ¡Qué hubiese dicho hoy! Antonio Maura estudió Derecho poco antes de casarse con Constancia Gamazo, descendiente de una familia de industriales. De la mano de su cuñado Germán llegó a las filas del Partido Liberal Fusionista, dirigido entonces por Sagasta, en plena Restauración. Tras el asesinato de Cánovas del Castillo, Francisco Silvela dirigió el Partido Liberal Conservador hasta la llegada de Maura  a la Presidencia del Consejo de Ministros. Su política conservadora se basaba en “la reforma del sistema desde arriba”. También en sus memorias, Manuel Maura Salas recuerda la llegada del primer automóvil a Mallorca y cómo su tío apareció un día con uno de los primeros “Mercedes” que se vieron en España. Alfonso XIII le concedió el Ducado de Maura, que Antonio Maura rechazó y pasó a su hijo Gabriel Maura Gamazo.  El tataranieto de Antonio Maura, Ramón Pérez-Maura, actual adjunto a la dirección de ABC, escribía un artículo en ese diario (“La reivindicación de Gabriel Maura”,  ABC de Madrid, 15/08/18)  contando lo siguiente: “En realidad, la carrera política de Miguel Maura [otro de los hijos, ministro de la Gobernación durante la Segunda República]  fue un fracaso absoluto. Desde su incapacidad para impedir desde el Ministerio la quema de conventos, hasta su irrelevancia parlamentaria al frente del Partido Republicano Conservador. Aun así se acaba de publicar una nueva biografía suya (Miguel Maura. “La derecha republicana”, Antonio Cañellas Mas. Gota a gota) que poco aporta”. (…) “En el ocaso del reinado de Alfonso XIII [Gabriel Maura] acepta ser ministro de Trabajo y Previsión, mientras su hermano Miguel está en la cárcel por conspirar para el derrocamiento del régimen. Cuando al fin el 13 de abril el Rey decide que prefiere apartarse, encarga a Gabriel Maura la redacción de su manifiesto de despedida. El texto titulado “Al País” aparecerá en la ‘Tercera’ de ABC el 17 de abril. Maura [Gabriel] se expatría también desde la primera hora y acompaña y aconseja a la Familia Real hasta el punto de que el Rey le encarga, una vez más, la redacción de su abdicación de sus derechos dinásticos en favor de don Juan”. No me alargo más, aunque el tema da para mucho.


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