domingo, 14 de julio de 2019

Ortiguillas



Hay que ir hasta Conil de la Frontera para descubrir, además de unos pueblos blancos como lavados con Perlán, un producto culinario desconocido por muchos españoles. Se trata de las ortiguillas, ese alimento de fritura nacido en la Bahía de Cádiz como consecuencia de la hambruna de posguerra. Es una anémona que se fija en los superficiales fondos marinos (sobre 20 metros) al necesitar luz para su desarrollo y en los arrecifes y se alimenta de pequeños crustáceos. Se untan con harina de garbanzo y se fríen con aceite de oliva muy caliente. El resultado es un manjar crujiente por fuera, meloso y gelatinoso por dentro y con un sabor marino intenso. Las ortiguillas  disponen de hasta 150 tentáculos de color pardo con bordes rosados y es urticante hasta el momento en el que se pasa por un chorro de agua de grifo. Pero en el transcurso de tres o cuatro días cambian de aspecto y de color por oxidación. Esa es la causa de que sean poco conocidas las ortiguillas en bares y restaurantes del interior de la Península, salvo que se mantengan en agua, en bolsas isotérmicas y rodeadas de hielo durante su transporte. Las ortiguillas maridan bien una copa de manzanilla fría. También existe una receta de pimientos del piquillo rellenos de ortiguillas envueltas en bechamel y acompañado de una salsa a base de puerro, zanahoria ajo y tomate, al que se añadirán unos camarones y un poco de nata. Todo ello se tritura y se flambea con brandy. La salsa resultante se derrama sobre  los pimientos rellenos, a los que se habrá añadido encima algo de queso  ementhal rallado. Todo ello se pone en una tartera y se gratina en el horno.

No hay comentarios: