miércoles, 10 de julio de 2019

El peligro de los "salvapatrias"



La prensa de derechas aboga por la vuelta del bipartidismo. Hoy mismo, Bieto Rubido y Ramón Pérez-Maura, ambos en ABC, así lo demandan. Aquel “turnismo” inventado por Cánovas del Castillo durante la primera Restauración borbónica  a finales del siglo XIX tuvo más sombras que luces. Ignacio Santaló  (El Ideal Gallego, 31/05/15) lo explicaba de forma entendible: “Consistía en un pacto de alternancia en el gobierno de los dos partidos que apoyaban dicha monarquía, el Conservador y el Liberal, que idearon a tal fin un sistema de manipulación del proceso electoral mediante fraudes de todo tipo, como ‘el pucherazo’; se guardaban papeletas de votación y se añadían o sustraían de la urna electoral a conveniencia del resultado pretendido; o se manipulaban las votaciones con ‘lázaros’ (votos de fallecidos) y ‘cuneros’ (electores que se inscribían en una circunscripción que no les correspondía). Tal cometido recaía en los denominados ‘caciques’, que abusaban del poder y no dudaban en utilizar la violencia y amenazar con la pérdida del trabajo a quienes no votasen al político de turno”. Esa anómala situación política derivó en el golpe de Estado de Primo de Rivera, en 1923 y que, posteriormente, se llevó por delante al cobarde Alfonso XIII, en 1931. Pero las desgracias nunca vienen solas. Algo parecido se intentó en 1982, tras el triunfo de Felipe González, entre el PSOE y el PP, “repartiéndose nuevamente el poder bajo la misma fórmula adaptada a los tiempos ‘modernos’: redes clientelares, introducción en las Administraciones públicas de personal de confianza, usurpación de sus fondos sin la cortapisa de quienes puedan objetar la legalidad por encima de los intereses partidistas...”. Así, hasta que en 2014 que aparecieron en escena, primero los advenedizos Podemos, Ciudadanos, y más tarde Vox  “cogiendo cacho” en Andalucía. Fernando Vilches (La Razón, 07/06/14) va más lejos: “A la madre de Alfonso XII la echaron al grito de ‘puta’ y otras lindezas, y a su hijo lo recibieron con el grito de ‘¡Viva la madre que te parió’. Con este cacao mental que padecemos los españoles desde siglos, el bipartidismo no es, en absoluto, ni la panacea que cura todos los males políticos de nuestra sociedad, ni el mal que impide resolver nuestros ancestrales problemas. El problema no es de los sistemas políticos si estos son democráticos y votados por el pueblo, el problema es de algunos de los que se dedican al noble ejercicio de la Política, bien por su mediocridad, bien por su ausencia total de principios éticos”.

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